lunes, 31 de diciembre de 2007

El último día

Hoy es el último día del hombre. Mañana no habrá subida del IPC, muertos en carretera, bajar la basura después de las ocho, no habrá colas en la parada del autobús, ni estridentes sirenas, ni un "te quiero" con aroma de café caliente y tostadas con aceite. Aprovecho para repasar todas las fotos, me apresuro a pasar mis dedos por entre la verja que antaño fue amarilla y pasear por los itinerarios mil veces recorridos, creo que no me dará tiempo a escuchar todas las melodías y oler todos los aromas que me transportaron a una época en que no existía el futuro. No queda tiempo en este último día, ya todo habrá acabado en unas horas y en nuestro lugar quedarán ratas, cucarachas y bacterias. Nervioso estoy por formar parte del plasma incandescente de la inexistencia. Hoy es el último día del hombre y mañana nada quedará de su historia y sus hechos. Ya no se escucharán vocablos recorrer a la velocidad del sonido el aire de la Tierra...

Hasta nunca año triste.

Iris - No one left to lose

sábado, 29 de diciembre de 2007

Horizonte de sucesos

Incluso en tierras que no me pertenecen, la desazón camina conmigo. Esperando a los hombres, que se extinguieron en el legendario invierno nuclear, me alimento de arcilla. La espera de nada, bosqueja cúmulos ingentes de vacío en espacios sin dimensiones. Me reduzco a las abstracciones del punto y entre bocado y bocado a la infinitud de la línea, como si eso valiese de algo ya. No existe nada en el horizonte de sucesos que me seduzca gravitatoriamente al núcleo de un cuerpo pulsante. Por que solo hay vacío, cosmos frío abrazado de reverberaciones tan antiguas como tú y como tú. Soy pasado, apenas presente y dudo que futuro, como tú.

Canaan - Prayer for nothing

lunes, 24 de diciembre de 2007

Desgarrando el alma

Todo ocurrió en un abandonado duplex de los barrios del Sur, donde antes de la guerra, las conversaciones de marcas de lujo y putas lujuriosas llenaban las bocas de los que allí antes hacían de su vida, un estilo de existencia.
El alma podía cargar con fuerzas de cizallamiento del mismo modo que una bolsa de plástico frente a la presión de unas manos juguetonas, las dos terminarían por romperse. Alexis tuvo que decidir por trigesimo octava vez y después de ello, acabaría como siempre, culpable y hundido por creer que siempre eligía la vía muerta.
Óscar se le moría en sus manos, el coma diabético hizo las maletas de su alma y ya le apremiaba para coger el último vuelo más alla de lo cognoscible. Alexis no pudo hacer nada por conseguir la insulina que mantenía con vida a su enorme y mítico amigo, si lo hubiera hecho, cientos de vidas hubieran caído en pos de la del golem. El golem de Hélike se hundía en su propia carne de piedra para no volver jamás.
- Sé que serás un héroe - le dijo antes de marchar, a un Alexis cansado y a punto de derrumbarse. Y se fue.
Alexis derramó lágrimas en el rostro deforme de su amigo y su desgarro interno creció al saber que esas últimas palabras carecían de sentido. Los héroes los son por arriesgarlo todo, incluso su vida en pos de un objetivo, él, ni siquiera ya tenía vida para poder apostarla. Era un zombi farsante, traidor y egoísta. Y el desgarro se acentuó de tal manera, que de su boca salieron los gritos más agonizantes de su vida, harto de no acostumbrarse a ver marchar a los mortales por el castigo de su inmortalidad y no haber podido hacer nada por ellos, como Frank, como Andrei y como ahora Óscar. Fueron víctimas de sus defecaciones: Dios, indudablemente, a pesar de la poca Fé que le profesó en su larga vida, y luego su madre, por haberle dado una existencia con la que tener que cargar durante cientos de años.
Todo el resto del E-8 escucharon desde el piso de abajo, la narración rabiosa de los estertores de Óscar. Optarían por no decir nada cuando vieran bajar a su coronel, era mejor así. Esperarían la ya mítica frase que siempre utilizaba en los momentos de crisis:
- Señores, tenemos trabajo.
Y como si nunca hubiera pasado nada, comenzarían a trabajar en una guerra que parecía carente de sentido. Así es la vida y la existencia, plagado de hechos objetivos, que vistos desde los ojos del hombre, pueden tener unas connotaciones subjetivas llenas de dolor o alegría, pero a ojos del cosmos, es un discurrir de acontecimientos vanales y triviales...

Kasabian - Test transmission

domingo, 23 de diciembre de 2007

El olvido de los sueños

- Papá, ¿me cuentas una historia?
- Claro, si prometes que luego te dormirás
- ¡Eso está hecho!

- Dicen que caminan eternamente y que son más antiguos que Hélike. Vigilan sin dormir, porque el sueño nunca acude a ellos, observan desde los tejados, desde las ventanas más oscuras y detrás de las esquinas más sucias. Aguardan el día en que por fin amanezca, sin pararse a pensar que eso quizás ya nunca sucederá. Criaturas antiguas de rostros pretéritos y miradas cansadas. Son los antiguos de carne macilenta y guardan los sueños de los hombres, sin saber que éstos ya no existen. Esperan que los niños duerman y sueñen lo que los mayores, o incluso ellos mismos, ya han dejado de desear. Soñar.
- Papá ¿y si no me duermo, vendrán a por mi?
- Espero que no, pero quizás sea mejor no tentar a la suerte, Oscar.

Y soñó.

viernes, 21 de diciembre de 2007

Solo en la soledad

Los olores en un laboratorio vacío nunca se consiguen aprehender. En unos rincones parece asomar una mezcla de éter y cloroformo, mientras que tras la puerta de una nevera, un aroma picante y ácido inunda las fosas nasales. En un laboratorio vacío solo se escucha de vez en cuando algún pequeño pitido de la calibración de un aparato, los motores de las neveras y el suspiro de la calefacción. Al abrir las puertas de las estancias, no hay nadie detrás esperando, solo la sorpresa de encontrarte con una atmósfera fría o caliente, según si la noche anterior alguien se olvidó de apagar el aire acondicionado. De vez en cuando veo asomar mi reflejo entre los cristales que contienen antiguas soluciones o por entre las ventanas que miran al frío exterior, y me doy cuenta de la soledad que inunda el edificio en cuestión. En un laboratorio vacío los únicos pasos que se escuchan son los ecos de los mios, cuando camino en los claroscuros de sus pasillos...

Iris - It generates.

domingo, 16 de diciembre de 2007

Trivialidades cósmicas

Millares de rocas ígneas caían del cielo para besar con lenguas de magma la débil corteza terrestre. Hacía tan solo dos horas que el fin del mundo comenzó, y solo media hora que advertimos que el Sol había desaparecido, consumido en su propia hambre cósmica. Implotó y ni tan siquiera el ruido de su lamento pudo escapar, para volver a expandirse en una mole de gas aniquilador. Quedaban breves momentos de existencia, y yo aún pensaba en la moral del hombre y en el sentido de su conciencia. Abrazos de agua oceánica y ácidos burbujeantes comenzaban a demostrar su afecto a la civilización, eran abrazos de devastación bíblica. Nadie tuvo que decirme lo inútil de mi disertación mental, ya comenzaba a comprobar que de nada servirá que unas conexiones cerebrales sufran por algo que dejará de existir, para siempre. Es hora de unirme de nuevo al ecosistema cósmico para quizás volver de nuevo, en forma de estela sideral en la bóveda celeste de algún pobre planeta habitado por hileras carbónicas...

Type 0 negative - Paranoid

viernes, 14 de diciembre de 2007

El arrepentimiento de los grandes

Después del fatídico encuentro con Neil Rivers, y tan solo después de enterrar a Frank en una mísera fosa y escuchar las ya inútiles disculpas de Rivers. Oscar se atrevió a preguntarle a Alexis acerca de algo que le tenía terriblemente preocupado.

- Alexis, los siguientes a los que tenemos que encontrar, ¿serán igual de... monstruosos?
- Querido amigo, - le comenzó a contestar Alexis mirándole fijamente a los ojos como nunca lo había hecho antes - siento mucho lo que vas a tener que ver, pero los siguientes son aún mucho peor que Rivers. Vas a comprobar como la moral más baja del ser humano puede ser sobrepasada más allá de los límites aceptados. Siento que conozcas de esta manera mi pasado, pero es así y no lo puedo cambiar. Aún así, lo peor y más bajo se esconde más allá de Ipsópolis, encerrado en los oscuros entramados del poder.
- ¿A que te refieres?- preguntó de nuevo un tembloroso Oscar.
- A Exequias...
- ¿Exequias?
- Si, el coronel Exequias, con el que será mejor que nunca te encuentres en su campo de visión. Y ahora vamos a prepararnos para visitar al capitán Brian Willis...
- ¿Vamos a ir a por ese pijo engreído? - Neil les sorprendió con su voz potente, el cual había estado un tiempo incierto detrás de ellos.
- Si, Neil. Es el siguiente - le contestó Alexis con mirada de reproche y rostro gris.

Rivers sopesaría la culpa de su ira y rabia todo lo que le quedaba de existencia. Por raro que pareciera, comenzaba a arrepentirse de haber matado a ese chico llamado Frank, y quizás fuese esa la chispa que encendiera todo el polvorín de arrepentimiento que le faltaba por sentir, tras las cientos de miles de muertes que cargaba en su conciencia desde hacía varios siglos...

domingo, 9 de diciembre de 2007

El sabor de la resignación

Su presencia nunca pasaba inadvertida. Ella sabía que mientras follaba con otro, él, tras la ventana de cristales ahumados, la observaba mientras el humo de los opiáceos lamía el cristal. En los espamos orgásmicos de su pareja, Laura lograba penetrar en los ojos que la miraban para decirle sin palabras "lo hago porque te quiero". Eran las pruebas de los muertos, llegar hasta el punto de no retorno, para comprobar si era cierto.

Radic se consumía en si mismo, al comprobar lo inalcanzable que era ella, lo patético que era él, y lo absurdo de colocar en ella la esencia de otra. Humedecía los cristales con la rabia contenida durante cientos de años mientras recordaba aquello de "tú ya has ganado".

La vida en Ipsópolis era extraña y para los muertos que se escondían en aquellos barrios, era sobre todo un cúmulo de soledad, resignación, impotencia, vacío y asco. La existencia para ellos era de una vacuedad tal, que resultaba harto dificil no pensar en abandonarla de nuevo.

Ya llegarán los tiempos de euforia...

sábado, 8 de diciembre de 2007

Ahogos nocturnos

Cuando la apnea se hace insoportable, despierto jadeando y ahogado en sudor. Toneladas de fibras en forma de mantas y sábanas me sepultan en la oscuridad, una oscuridad densa y asfixiante. La desesperación siempre acude puntual a la misma hora, para arrancarme de mi evasión de la realidad en los campos de sueños. Y ahí estoy, solo e impotente, sabiendo que mientras todos duermen yo vuelvo a ahorgarme en un agujero negro del que quiero salir como sea. Intentando recobrar mi aliento, mientras noto que a dos centímetros de mí no hay calor, no hay miradas cómplices, no hay nada, solo miedo, impotencia y una ingente cantidad de vacío en forma de cuencas eternas.

Al amanecer, algún jodido movimiento tectónico ha elevado aún más la montaña que día a día he estado intentando escalar, haciendome ver que los pequeños pasos dados que consideraba enormes, no han servido realmente para nada, y que los que me quedan por dar, tal vez tengan el mismo fin...

La ilusión es el deporte de los estúpidos, la resignación, la recompensa por las esperas baldías.

jueves, 6 de diciembre de 2007

Más vacío que el vacío

Gracias por devolverme a los niveles de asco y patetismo de los que nunca debí haber salido. Llevo comiendome "mierdas" tanto tiempo que ya mis besos saben a heces, que mi aliento evoca al culo del mundo. Sueño con desaparecer de una vez por siempre, y como no, de los sueños de los otros. He llegado a tal punto en mis infiernos, que esta vez, si salgo de ellos, creo que pocas cosas quedan que me destrocen. Ahora soy víctima y verdugo, y me siento más vacío que el inifinito cosmos, sólo como un pulsar implotando durante eones de tiempo, sin ser advertido y lejos de faldas vacías, ojos de supernova y palabras vacuas.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Vibraciones

La música subyuga la tecnología. La técnica y la cienca podrán haber alcanzado marte, avistado quasares, clonado animales, fotografiado la mente, clasificado la vida, explicado la realidad, pero mucho antes, la música ya había participado de lo bueno que puede hacer el hombre. La música nos afecta, nos traslada y evoca, nos llena de nostalgía o nos transforma en las bestias reptilianas que olvidamos. Los impulsos del aire modulan conductas de seres hechos de polímeros de carbono.

"Fire woman" me extasia, "Letting go" crea nostalgia, "Medusa" tristeza, "Until the end of the world" dolor, "Ordinary world" me traslada al pasado, "Autoayuda" mutila, "Fairytale" me hace suspirar, "Standing" épica,... esto solo es una minúscula prueba de que sin ella, preferiría morir.

Ultravox - White china

martes, 4 de diciembre de 2007

Autodestrucciones en el andén

La vida es así. Un patrón determinado de sucesos, que van copando nuestra memoria, y a los que les vamos dando las connotaciones propias de nuestro carácter, es decir, de nuestros genes. Hoy las cortinas se han movido sin que la ventana estuviera abierta, no son espíritus, es el fantasma de la ansiedad. La espera provoca ansiedad, y la ansiedad desesperación, la cual, te empuja a pasear por las calles en soledad. Te empuja a codearte con la bruma de la noche y observar los iconos de tu mente enferma en los tejados de los edificios, en las esquinas de los comercios, dentro de los coches aparcados, en el reflejo de un escaparate.

Hoy vi palomas devorando cadáveres de niños. Carroñeras blancas deglutiendo carne. Mañana se me presentarán los agujeros negros de la impotencia de no saber. Pasado mañana... quizás se acabe el tiempo de repente, tal y como apareció. Necesito fundirme en una estrella de neutrones y desprenderme de mi conciencia, la existencia carga tanto el estómago...

domingo, 2 de diciembre de 2007

Cansancio

"¿Porqué llevas ese estúpido traje de hombre?" es la pregunta que me empuja a trasladar a letras la impotencia y la tristeza de cuarenta y ocho horas de incertidumbre. ¿Será que mis valores se quedaron obsoletos y me resisto a cambiarlos por algunos que cambien mi esencia radicalmente? Cuando creo caminar firme y seguro, es cuando la lava de los miedos y el rechazo en forma de lluvia ácida me consumen en despojos de carne, y es entonces cuando ya no puedo pensar, solo esperar una señal, que no se dará porque no aparece en los libros del futuro.

Me miro al espejo y vuelvo a observar al mismo ser ridículo y deforme que creí haber dejado atrás. Vuelvo a ser todos y ninguno, vuelvo a estar muerto y vacío por dentro, intentando solventar esto último a base de sustancias evasoras. Y es cierto, ¿porqué llevo este estúpido traje de hombre si no me comporto como tal...?

Necesito dormir.

sábado, 1 de diciembre de 2007

Bajo los puentes de Hélike

El humo denso de los opiáceos envolvían sonrisas artificiales, la mescalina barría recuerdos entre los cientos de hombres y mujeres, los "cubalibres" acariciaban esófagos quemados por el tiempo y la música envolvía los rostros deformados por las noches eternas, una eterna noche anclada en la década de los 80.

- Creo que es la perra que esperabas, Alexis - le susurró Oscar al oído, mientras señalaba discretamente con su mentón hacía la dirección donde se aproximaba una joven.
- Cuida tu boca, Oscar - le cortó secamente sin girarse hacia donde insistentemente miraba su compañero.
- Lo siento Alexis, no sabía que te importaba -dijo Oscar con voz lánguida y culminó su tubo de destilado amarillento.
- ¿Es usted el señor Marburg? - preguntó la joven suavemente al oído de Alexis, con el cuidado que pudiera tener un ratón frente a una boa.
- Si, soy yo - le contestó un Alexis impasible en su mirada, la cual recorría todo el cuerpo de la joven, hasta detenerse y recrearse en sus pies. - ¿Y tú?
- Vengo de los puentes de Hélike, usted me reclamó.

Alexis sonrió levemente, terminó su bebida, dejó un billete de mil pesetas en la barra mientras miraba fijamente a Oscar y desapareció con aquella joven a la cual había estado observando varias noches atrás, cuando pudriéndose en sus infiernos, acudía al monte Io a gritar a la nada.

- Cuídate Alexis - dijo para si mismo Oscar mientras pagaba lo suyo. - Cuídate amigo y ánimo, creo que lo vas a necesitar...

miércoles, 28 de noviembre de 2007

El aniquilador de sueños

Y serás eterno, incorruptible y supremo. Serás el legado evolutivo más perfecto de la humanidad. Mi hijo, mi compañero, mi mano derecha, serás libre de sentimientos, de capacidad para amar y empatizar, libre de prejuicios, un metahombre perfecto. Exequias, la máquina perfecta de aplastamiento humano, de aniquilador de sueños, de belleza inconcebible. Ya no te preocuparás de ser un fin, y permanecerás fiel al estado social que te creó, que te llenó de vida, que te dió la oportunidad de ver más tiempo que los demás seres humanos. Serás perfecto en tus artes y en tus fines, y dejarás de lado lo que ha derrotado a reyes, líderes y visionarios.

Dejaste de empatizar, para volverte máquina de guerra, dejaste de llorar, para covertirte en antimateria pura y abandonaste la idea de sentir para adquirir el don de no tener remordimientos.

Eres el coronel Exequias, Magistrado E-1.

Los susurros de Numan

sábado, 24 de noviembre de 2007

Pesadillas cítricas

La piel de la mandarina cayó juguetona sobre las piernas de Alexis.

- Mi querido Clyde, enfermo y patético como nadie ¿necesitas un poco de fruta para volver a tener el color de los vivos?
- ¿Porqué cojones no te largas de una puta vez y me dejas en paz para siempre? - le contestó Alexis tumbado desde la cama y desprovisto de cualquier vestigio de ropa que ocultase su descompuesto cuerpo.
- ¿De verdad que no te apetece un poco de zumo de mandarina? - aquel payaso demoníaco se aproximaba a él, derramando sobre el torso del coronel, gotas de la fruta que se maceraba en sus huesudas manos.
- Voy a matarte cabrón.
- Sería paradójico a la par que patético que hicieras eso,- le sonrío mostrando de nuevo sus desordenados dientes- aunque no me extrañarí
a que te mataras a ti mismo, ya lo hiciste una vez. Aún quedan restos de tus sesos en aquel patio interior.
- ¿Que quieres decir? - Alexis intenta
ba sin éxito moverse, estaba paralizado.
- ¿Después de tantos años aún no te has dado cuenta? Soy la imagen de tu inconsciente, de tu verdadero yo, el resumen de tu egoísmo, de tu egolatría, una síntesis de las perversiones de las que estás construido.
Eres un puto payaso, el arlequín de Hélike.


Fue entonces cuando Alexis creyó despertar, a pesar de que hacía incontables siglos que no dormía. Estaba solo, desnudo y a oscuras en su cuarto, como siempre. Quiso morirse, quiso buscar de nuevo con su cráneo el suelo de pizarra roja, quiso desaparecer por abandonar a Andrei, por engañar a los suyos en una locura, por olvidar lo bueno que podía haber sido todo. Quiso aniquilar su propia existencia y el tiempo en el que ocupó un lugar en la historia de los hombres.

Y echó de menos un amanecer, una mañana con cálidos rayos de sol. Se ahogó en la impotencia de no sentir como un ser humano. Y allí se quedó durante horas, en posición fetal.


VNV Nation - standing

lunes, 19 de noviembre de 2007

Mis proyecciones son eriales

Todo lo que proyecta mi cortex frontal, es erial. Páramos de despojos y evos remanentes, conclusiones abstractas de unos planteamientos no formales y de por si triviales en su esencia. Las tundras de reminiscencias pasadas son el escenario constante al bajar por tercera vez del tren. Trenes que descarrilo con el mero acto de observar por la ventanilla, los eriales que delineo con mis pupilas de mármol. Ni cadáveres ni hierros retorcidos, simplemente una vía muerta y el principio de una senda plagada de niebla y terrores arquetípicos, ya ahullan las lamias y rien atrozmente los agujeros negros. Vuelvo al pasado, donde nadie me reconocerá, ni por mi acento, ni por mis artes... quizás, para voler a emerger en otro oceáno de aguas negras, donde adoptaré la forma de una lamprea succionadora de sueños.

The field mice - Triangle

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Grasa y excrementos

Los días pasan con una lentitud tal, que la locura los alcanza y envuelve al que cuenta los segundos. Día tras día, en el mismo asiento, frente al mismo televisor, observando las mismas imágenes, no sé hacer ya otra cosa que pensar. Pienso en si alguna vez fui feliz, esa pregunta es fácil de responder por su rápida respuesta y por la inutilidad de su formulación. Pienso en mi propia naturaleza, en si he sido un fin en mi mismo, y llego a la conclusión de que no, de que me quedé a medias en ese supesto objetivo último, y que he pasado siglos siendo el medio de algunos y la herramienta de otros, incluso para mi mismo he sido un medio para evadirme de mi propia existencia. De vez en cuando observo a las larvas que devoran mi torso, y sueño con todas mis fuerzas ser como ellas, para así solo pensar en comer, defecar y sufrir una metamorfosis para volverme un devorador de mierda. Me quedé en ese último estadío del ciclo de las calíforas...

Las imágenes de chicas menores pueblan mi salón, ellas son mi medio para evadirme. Y lo siento, no me doy asco ni pediré disculpas, no puedo remediar mi condición, una condición que me valió la repugnancia de la sociedad, pero que ésta pudo paliarse gracias a que serví como medio para establecer su puto orden social. Es gracioso como se pueden olvidar grandes valores, por otros donde la renumeración económica será mayor. Todo lo que me rodea acaba corrompido, como mi propio cuerpo, en el cual no se distingue la carne genital del movimiento en masa de las miles de larvas que muerden y desgarran mi ser.

Escucho el crujir de la puerta trasera del patio, sé que vienen a por mi, y que volveré a ser el medio para alguien. Los motivos no me importarán, pero no tendrán que esforzarse en convencerme mucho, por que estoy tan cansado de permanecer en este sofá plagado de sudor y semen seco, que necesito volver a hacer lo que se me daba bien. Destruir.


Los días informes de Gein Bonjorsson

domingo, 11 de noviembre de 2007

El camino a casa

Había estado toda la noche escuchando a los Xymox en el pub Público del parque de la Mortaja. Me gustaban, toda vibración acústica debía ser épica para que llegara a tocar lo más hondo de mi, una épica heróica, o una cósmica, o incluso una épica melancólica, cualquiera valía. Ya era tarde y mi constante apatía, en unos casos en mayor grado que otras veces, me convenció de no dirigirme a los puentes de Hélike. Esa noche me apetecía pasear por los callejones del raval de Ipsópolis. Calles retorcidas de humedades viscosas y seres sórdidos. Quizás no más que yo. Por entre las sombras artificiales de las vértebras de las gruas, en su eterno trabajo de no sé qué obras, fumaba e intentaba darle forma a los vahos del invierno.

Y ahí estaba, el espacio entre yo y mi consciencia, ese espacio intangible que se curvaba en los límites de los sentidos, donde ya no habían pruebas empíricas que demostrasen que no andaba por la calle "Horno fondo", sino por las curvaturas imposibles de la avenida "Kalabi-Yau". Temía tropezarme con mi Yo supersimétrico en forma de payaso y que me mandase a la mierda cuando comprobara que aún de vez en cuando pensaba en lo moral de mis actos, me haría callar gritándome la poca importancia de mis artificios. No quería caer en aquellas disertaci
ones mentales, pero no podía escapar de ellas, como el campo gravitacional de una singularidad, me acababa atrayendo hacia las pesadillas de la verdad más desnuda de la existencia, la que me hundía y me recordaba una y otra vez, que ya nunca podré reunirme con mi legado genético y lo trivial de mi deseo.

Tras un rodeo, llegué al postigo de mi edificio. Ahí estaba, esperándome para acoger una vez más mis repetidos fantasmas y a los ahogos de mis pesadillas. Hoy no estaré solo, aquel chico llamado Arthur me esperaba rabioso y encadenado a la cocina, a la espera de vísceras humanas, las cuales yo no llevaba encima. Sonreí. Cuando el chirriante ascensor llegó a recogerme, no pude evitar mirarme en su espejo. Tuve que apoyarme en el apoyabrazos, ya apenas reconocía al niño que una vez fui, tampoco pude reconocer los límites del contorno de mi figura, no podía precisar cuando acababa yo, y empezaba el espacio crudo. Temblé. El ascensor comenzó a subir y eso me llevó a entender el repugnante cúmulo de vacío del que estaba hecho mi carne, y de como la nada impregnaba todo. Y entonces, me derrumbé.

La existencia desnuda del coronel Salas.
Clan of Xymox - Medusa

jueves, 8 de noviembre de 2007

Dubrovnik

Podíamos pasarnos horas follando, solo para pasar el tiempo. En un segundo, la escena de frios cuerpos entrelazados como lianas en baobabs, pasaban a formar parte de dos binarias eternamente girando en el vacío, como siempre. Ella en el baño, vomitando muerte y yo en la terraza, fumando memoria. Copulábamos solo para pasar el rato, como quién hurga su nariz mientras espera en un semáforo o explota espinillas de su barbilla viajando en el ascensor. El orgasmo hacía tiempo que se extinguió como un dodó en las selvas de nuestos sexos. Nunca sabré porque lo hace ella, y es que está tan cerca pero tan lejos que me sería más fácil caminar un millón de años luz antes que llegar a su esencia. En mi caso, solo me acuesto con ella a modo de evasión, una manera de que en unos breves momentos de tiempo, pueda viajar a Dubrovnik y vivir de nuevo aquella tarde de junio, antes de lo inminente, cuando jugábamos con las olas a ser poseidones de carne.

Ella era otra y ya no está. Yo sigo siendo el mismo, y lo malo, es que he perdurado demasiado...

miércoles, 7 de noviembre de 2007

El pensamiento desconectó la existencia

No traté de cubrirme la cabeza. Es lo que siempre se me pasa por mi retorcida mente milenaria cuando estoy a punto de ejecutar un "trabajo". Mis compañeros ni siquiera podrían imaginar lo que ronda mi cortex en los instantes previos al acto de desproveer de la vida a un ser. A un ser humano. Oscar una vez trató de adentrarse en mis infiernos con la sigilosa pregunta de "¿No tienes remordimientos morales a la hora de realizar tu trabajo?". Siempre le he destrozado los oídos con pura palabrería en base al formalismo ético y una de sus corrientes en las que los actos morales, son aquellos que me llevarán a un fin óptimo. El siempre acudía a Kant para contrarestarme, el muy jodido racional. Todo aquello para no decirle la más pura verdad, me da igual, he matado a tanta gente que ya soy inmune a ello. Ahora falta autoconvencerme de ello.

Cuando todo acaba, y es la hora de borrar las pruebas y deshacernos del cadaver, vuelvo a pensar en que no traté de cubrirme la cabeza en la caída. Todo ello en silencio, sin levantar sospechas del pasado más ruinoso y cobarde que pude tener como hombre. Tras terminar el trabajo, siempre acostumbrábamos a ir un pub cerca de la discoteca Ática, donde el synth-pop dominaba el espacio. Oscar, Frank y yo, tres mercenarios frente a algún destilado aguado, y la música etérea, siempre acariciando nuestros oídos.

No sé si alguna vez me atreveré a confensarles que un día me suicidé, que no pude con la desidia de mi vida, y que cuando me deslizaba por el vacío de aquel patio de luz lleno de moho, sonreí al ver acercarse el suelo ante mi. No me cubrí la cabeza, porque no tenía miedo. Ahora si que lo tengo, al comprobar que estoy condenado para toda la eternidad a vivir con la desidia de la que intenté huir.

Alexis Salas y la destrucción cartesiana.

domingo, 28 de octubre de 2007

Paseos en soledad

Se colocaron sus gabardinas de color sepia y comenzaron a caminar por los entresijos del edificio presidencial en busca de una salida lo más discreta posible.

- Le insisto en que no es una buena idea abandonar el edificio tal como están las cosas. - le dijo Exequias sin mirar directamente a Numan, con tono frío y contundente.

- Coronel, me consta que es un perfeccionista en su trabajo, no hace falta que me lo vaya demostrando a cada minuto. - contestó el general incómodo, mientras abrochaba torpemente su abrigo - Si este mundo esta creado en función de mis sueños y recuerdos, ¿cómo lo voy a disfrutar si no siento sus calles y sus gentes, si no paseo por sus ambientes? No creo que lo llegue a comprender, coronel.


Y en silencio prosiguieron por el árido edificio, falto de adornos y símbolos humanamente cálidos, una masa de hormigón laberíntica, llena de funcionarios en estado catatónico, grises como el ambiente que se respiraba en aquel templo de control político, social y humano. Al final de un pasillo levemente iluminado por unos pocos tubos fluorescentes parpadeantes, estaba una de las puertas secretas que daba a una de las calles de Hélike. Numan sonrió.

Paseaban en medio del gentío y la noche de una de las calles comerciales más importantes del barrio sur. Numan entró en un estado de melancolía tal, que apenas podía reaccionar a todos los cúmulos de información que chocaban brutalmente antes sus ojos, sus oídos y su olfato. Era su pasado que había vuelto, y no podía reaccionar frente al nudo de raíces secas de su garganta ni al poso de sal y agua que intentaban saltar la presa de sus ojos y deslizarse por el cauce envejecido de sus mejillas.

- ¿Crees que no me doy cuenta de que todo esto es una distopía? - le susurro a Exequias mientras pasaban por una carnicería.
- Sabe que soy fiel al estado y a la sociedad que lo mantiene, no existe una mejor forma de que se hayan desenvuelto las cosas hasta el día de hoy.
- Leal hasta el final querido Exequias.
- Más bien comprometido con el estado que me ha ayudado a ser lo que soy. Es gratitud responsable.- Exequias ni siquiera miraba a Numan en sus contestaciones, solo vigilaba cada rostro que se aproximaba, como si buscase a alguien que le resultara familiar. - ¿Porqué me comenta todo esto, señor?
- Fácil coronel, por que estoy solo desde hace mucho tiempo, así de simple.- Numan suspiró profundamente mientras buscaba en los bolsillos de su gabardina el tabaco- Una soledad como la que queda en la habitación tras eyacular y despedir a la prostituta tras haber cobrado.
- Señor, deberíamos acudir rápidamente al edificio del Ministerio de Información y Seguridad del Estado a escondernos, es el más próximo.- interrumpió Exequias el monólogo de Numan secamente.
- ¿Por?
- Me informan de que acaba de haber un atentado con coche bomba de esos fanáticos religiosos a tres manzanas de aquí.
- Esta bien, todo lo bueno acaba...

Numan cogió todo el aire que pudo para poder sentir por unos breves segundos, el pasado en su mente. Luego, se dejó llevar por los pasos de su mano derecha, su confesor granítico.

La arcada y la rabia

El camino es el mismo. No importa los años que transcurren sobre tu piel, ni tan siquiera en la nueva situación en la que te encuentres, las lineas que demarcan el camino seguirán constantes. Ya de pequeña elegí la destrucción, odiaba esos impulsos agresores y mi incotinencia en manifestar mediante el desprecio y la rabia que las cosas más sencillas no salieran como esperaba. Mi fustración proyectada entre los que me defendían por la empatía que a mi me faltaba, y contra mi propio ser con autocastigos que crecían en intensidad con los años. Como bolas de barro contra la cara este del muro de Berlín.

Tras cientos de años, la constante sigue aferrada a su naturaleza. Mis visitas a depositar jugos gástricos no han mermado en frecuencia, mi ansiedad sigue anclada en aquello que contiene mi esencia, y desconocer aquello que soy, aumenta aún más ese círculo vicioso que me impulsa a envenenarme entre arcadas.

Sé que tras de mi, todos los días cuando me arrodillo ante el váter, éste no es mi único confesor. Sé que estás detrás de la puerta, muriéndote por no saber que hacer conmigo, ni con tus incertidumbres. Y entre gota y gota de ácido clorhídrico me destruyo aún más, sabiendo del daño que te hago, de la impotencia por no poder morir y por el asco de ser como soy.


Laura y las arcadas de la miseria.

viernes, 26 de octubre de 2007

La metástasis de tu esencia

Todo era perfecto, y cuando algo funciona con un mecanismo tan elaborado y complejo para que el sistema siga su curso con una precisión tan loable, es que algo gordo sucederá. Y sucedió. Noche de Febrero, frío del ártico y palabras del purgatorio.

- Es un cancer terminal, Radic. Ha metastatizado al cerebro. Me muero, cariño.

Quise acabar con el mundo, apagarlo como si de un televisor se tratase, y que solo perdurara el sonido de la señal desvaneciéndose. Como tópico quise despertar, por ello abracé la pared con mi cráneo varias veces. Todo seguía igual, incluso sus palabras en mi memoria.

Se fue en una noche de Febrero, con el frío del ártico y abandonándome en el purgatorio. Dejándo sobre mi cama su muñeco de mirada inquietante y unas bragas sucias. Antes de aquello, ya hacía días que ya había muerto, su esencia también había sido metastatizada, borrando su personalidad y convirtiéndola en una carcasa irreconocible. Ya no me decía cariño. Ya no notaba sus pies calientes bajo las sábanas. Ya no era ella ni yo, yo.

Quise acabar con todo aquello dos meses después de enviarla a descomponerse entre larvas. Utilicé para ello una automática sobre mi sien izquierda. Y eso, fue el principio de mi pesadilla...

Los "porqués" de Radic. Ladytron - Evil

miércoles, 24 de octubre de 2007

Las psicofonías de Albert

¿Nunca habeis sentido asco por vuestras vidas en algún momento? Seguro que sí, si no, no tendriais el placer de pertenecer al género sapiens. Ese asco que enturbia vuestras ganas de hacer nada, que os absorbe las fuerzas de domar la rutina, un asco que os golpea el cráneo con su insistencia en que lo dejeis todo a medias y salgais por una puerta, o ventana en su defecto, y desaparecer de una puta vez, de todo. Lo bueno es que como vino, suele desaparecer. Ahora bien, imaginaros que se anclara de por vida en vuestra cabeza, en vuestras ideas y en vuestros sueños, y para colmo, vivierais eternamente con él, porque por arte de magia, burlasteis a la muerte. Un coñazo de existencia.

Y así me pasé divagando mientras Albert insuflaba en Oscar, Frank y por supuesto en mi, su infumable discurso de sus psicofonías. Era un pobre hombre que nos contrató con el simple objetivo de que encontráramos a su hermano gemelo, presa de una secta de legionarios de Fé o algo por el estilo. Albert pensaba que estaba muerto, sus psicofonías lo probaban sin género de duda, para él. Una y otra vez el play daba paso a ruidos de fondo y suciedad magnética, hasta que una voz gutural aparecía de la nada.

- ¿Lo escuchais? Es él. - repetía ensismismado.
- Permítame que le contradiga, - le contesté harto de toda esta mierda - pero yo solo le escucho a usted, aquí y ahora y por supuesto, en esa cinta. ¿No se da cuenta de que lleva años grabándose a si mismo cuando esta fuera de si, en las noches de angustia y en la más pura y jodida soledad?

Lloró. No por pena, si no por comprobar que otros también eran conscientes de su avergonzante verdad. Esas verdades incómodas y secretas que todos mantenemos al margen de nuestra vida cotidiana y plagada de asco.

Salimos taciturnos de esa casa silenciosa. Oscar se dedicó esa tarde a pintar al óleo, Frank a fumar algo de crack en un parque y yo me dispuse a follar con la puta de los pies perfectos, la que esconde una verdad bajo los puentes de Ipsópolis.

Ladytron - Destroy everything you touch

miércoles, 17 de octubre de 2007

Nexus 7.5

En Nexus 7.5 no hay emociones. Tierra árida de geometrias lisas y formas perfectas, Nexus 7.5 es la última colonia humana. Asteroide sin órbita y de viaje ancestral, sirve de "Tierra" para los hombres que hace un tiempo tan extenso, que cuesta discernirlo ya de las brumas del recuerdo, huyeron del fin de una civilización. Sin guerras, sin tumultos, sin nada, en Nexus 7.5 no hay nada aparte de la razón y la ciencia.

La evolución eliminó de cuajo la amígdala cerebral, centro de las antaño emociones que movían pueblos, seres y mundos. Ahora su vacío lo ocupa la linearidad y el empirismo, lo lógico y pragmático. En Nexus 7.5 ya no viven humanos, son otros los que miran con ojos sin vida, son ojos muertos los que ahora observan el trayecto errante del asteroide, son los rostros del otro lado del espejo. No soy quien para opinar de las tramas de la naturaleza, del camino seguido por el Homo sapiens en este sitio del cosmos. No soy quien para determinar que el sacrificio de todo lo horrible de la esencia del hombre, esas emociones que lo llevaron a autodestruirse durante siglos, haya sido para mejor. No se puede opinar sobre algo tan carente de emoción como es la evolución natural del universo.

domingo, 14 de octubre de 2007

El mesías descarnado

Y de eso hace tan solo unos meses, y a mi parecer, creo que transcurrieron lustros. Fue la primera vez que cientos de miles de hijos de la mutagénesis entraban en contacto con el mundo de la superficie. Un martes por la tarde del undécimo més de un año clónico, las calcáreas manos y los cráneos deformes de los hombres córneos ahondaron la tierra, por entre raices y lombrices, hasta llegar a los puntos claves del plan maestro. Un plan, que por cierto surgió de mi vieja mente, tan perfecto que me atemorizó en un principio. Puntos claves en forma de estaciones de metro, el metro de Hélike, estaciones cercanas a entornos estratégicos para el principio del fin, el comienzo de la guerra en la cúpula.

Y ahí estuve yo, con unos cuantos cientos de miles de aquellas evoluciones aleatorias de hombres, espolsándonos de tierra negra nuestros harapos y ropas antiguas. En el tunel de la estación de Carrús Norte, en pleno Ipsópolis. Vi como los ojos de aquellos irreconocibles
Homo sapiens, se tornaban vidriosos, por fin se reunían con su hogar, su origen y su biotopo. Estupefactos, los usuarios del metro observaban como miles de no-hombres surgían del centro de la Tierra, a un plano aún no muy lejano del primero, hombres que solo eran bocas o dotados de varios brazos, asímetricos o deformes, con proyecciones cartilaginosas, un abanico de posibilidades que hacía entrever hasta donde podía llegar las formas de la carne si un dios esquizoide tomara las riendas de la segregación cromosómica. Era un cuadro de criaturas de Bacon, que comenzaban a colonizar lo que clamaban en silencio desde hacía siglos.

Y yo les pregunté a los que nos miraban presos del horror y el asco ¿no os da vergüenza haber estado durante eones viajando entre railes sobre las cabezas de vuestros hermanos, que ni tan siquiera ahora os dignais a darles la bienvenida?

Ya daba igual, era la hora. (suspiro)


Alexis Salas y el asco de ser hombre.

The clencher - Trisomie XXI

viernes, 12 de octubre de 2007

Tormentas ácidas

La cadencia del limpiaparabrisas era perfecta. El sonido de la goma friccionando el agua del cristal era capaz de hipnotizar a seres sin conciencia. Trataba de girar por una calle con la esperanza de toparme con algún otro coche o viandante, pero nada. Solo calles mojadas, y de vez en cuando, el cielo y el espacio se volvían morado. Era capaz de imaginar que solo yo quedaba tras un holocausto nuclear, y que la lluvia ácida era, además de mis vasos sanguíneos, lo único que se movía en la Tierra.

Cuando llegué a mi destino, el escenario era el mismo. Pantanos en miniatura, luces sin sombras y el silbido de un viento polar. Caminé hasta desaparecer en la bruma de aquel día, que espero, no se recuerde nunca.

jueves, 4 de octubre de 2007

Miriada de miradas

Cuatro reinas no pudieron sublevarse en la noche de las miradas. Cuatro ases confirmaron la supremacía de la que mejor sostenía su mirada, de la que mejor controlaba su expiración. Se llevó todo mi dinero, y el de los otros dos también. Eramos cuatro soñadores dispuestos en círculo sobre la mesa del fin del mundo en la cocina de los límites del cosmos. La ganadora se incorporó y se dirigió hacia la nevera, de nada sirvió que mi compañero de fraguas intentara impedírselo. Con forma de nevera subyacía la puerta Einsten-Rossen hacia las pesadillas de la humanidad, vórtice camuflado en la trivialidad de la cotidianeidad. Nada más abrir unos centímetros la puerta de aquel refrigerador, ella se esfumó desintegrada, víctima de los ojos, ojos que aniquilaron la mitad del cráneo de mi compañero creándole una asimetría tal que fue incompatible con su vida.

Allí estaba, en aquella cocina llena de podredumbre, la criatura de la miriada de miradas. Me escondí bajo la mesa, el cuarto huyó hacia una estrella de neutrones. Sudaba, me axfisiaba, notaba la presencia de aquel ente infrahumano e informe, sé que en segundos, asomará sus infinitas miradas bajo la mesa y ya no existiré. Dejaré de ser lo que he sido hasta ahora, como si hubiera creido alguna vez aprehender mi propia existencia. Dejé de existir...

Diorama - e minor

lunes, 1 de octubre de 2007

Incertidumbre

Con un esfuerzo puedo llegar a recordarlo como si estuviera allí, a veces me tengo que ayudar de algún alcaloide, pero puedo lograrlo.

- Radic ¿no vienes? - me preguntaba entre risas mientras sus pies chapoteaban en el agua.
- Claro, ahora mismo, ojos de supernova - recuerdo que le encantaba ese apodo y fuí tras ella.
- Radic estás loco - carcajeaba mientras la alcanzaba y acabábamos en el suelo de aquella playa desierta, en la noche de lágrimas de fuego.
- ¿Nadarías todo un oceáno de incertidumbre para poder encontrarme?
- ¿Solo uno? - le contesté ágilmente mientras rozaba sus labios con los mios.
- Que tonto, jajajajaja - y callamos para siempre.

De ella no supe nada más, desapareció de repente, dejando sobre mi cama su muñeco de mirada inquietante, y desde aquel dia nado y nado entre millones de oceános de incertidumbre, intentando extrapolar en Laura la mujer que no és. No me queda ya nada, solo mi opresión en el pecho, mi mirada muerta y la hierba que fumo todas las noches... mientras me dejo llevar por las olas de la incertidumbre...

Radic Vojnovic y el desengaño de la memoria (Depeche mode - Freestate).

Ojos abisales

Algo bueno tenía que suceder, no todo podía ser una cadena de montaje en serie de desgracias tras desgracias. Sobrevivieron, y eso es lo que cuenta. Tras la lluvia aniquiladora de llamas, gas y trozos de carne, los mios, mis hombres, aparecieron entre la nube de polvo. Pudieron a ostias con Caronte. Y ahí estaban de nuevo, exhaustos, sucios y llenos de heridas sangrantes, arengando a los suyos en los suspiros finales de esta eterna guerra. Recuerdo que una vez uno de ellos me preguntó, en una tarde de Febrero nuclear, si acaso era la marioneta de unos muertos, le contesté que era una marioneta libre, como todas las demás...

Al volver mi cabeza atrás, vi la figura derrotada de todo aquello, pálida, de sonrisa tetánica y ojos abisales, ahí estaba. Ajenos a los gritos de alegría y estupefacción de los mios, nos miramos fijamente aquella aparición que existía desde el principio de los tiempos, y yo. De repente ya estaba susurrando en mi oído sin perder su sonrisa sardónica.

- Volveré...
- Lo sé - le contesté sin dudar.

Y desapareció... temporalmente.

Shakespeares sisters - Stay

domingo, 30 de septiembre de 2007

Anónimos

Abrillantaba el vaso de tubo, con la inercia de décadas en el mismo acto. El brillo que dejaba su impronta acentuaba la asimetría de su mirada, aquella que había visto lo que pocos humanos hubieran podido ver tras una barra.

Y en el escenario, ajeno a las disertaciones mentales de aquel camarero, ensayaba su voz el bardo de los olvidados. Noche tras noche, su voz triste y profunda contagiaba a los presentes de un pedazo de su mundo íntimo y desconocido. Y era en el instante en que marcaba los párrafos más épicos, cuando la brocha de Oscar, marcaba de pigmento y aceite el lienzo amarillento. Segmentos de negros y grises surcaban la tela imitando los surcos neuronales de un hambriento de conocimiento, segmentos que quizás delimitaran los esbozos de lluvia artificial, que los días impares, caía sobre los puentes mojando a toda las tribus nocturnas que por allí pululaban.
Y entre ellos, una joven de pies perfectos, piel blanca y rostro caído, esperando que el próximo cliente no fuera tan inhumano como el anterior. La lluvia embarraba sus pies, como los de Frank al huir apresuradamente de la policía. No había problema, ya había logrado colocar toda su mercancía y ahora solo esperaba una noche de alcohol y mujeres que le hicieran olvidar las caras de los que ahora se mecen bajo sus fosas nasales.
El frío húmedo apretaba en Ipsópolis, eso no era impedimento para que sus calles se inundaran de luces y gente, personas anónimas de rostros infinitos y repletas de secretos. Hombres y mujeres que reían y bebían sin sospechar de los infiernos de cada uno, porque éstos, deben ser guardados con secreto, por el bien de la sociedad, igual que con los sueños...

Tears for fears - Mad world

Aire sólido

El aire mece el osario, el aire puede mecer montañas. Lo pequeño puede aniquilar lo inmensamente grande. La parafina caliente envuelve cada milímetro de mi piel, creo un molde para poder aniquilarme y así dejar un doble que viva por mí, los tiempos que me quedan. El aire es denso, es plasma, es sólido, el aire se vuelve viento y astilla los húmeros como ramas viejas. Siento mi evasión al contemplar como extraños, los puntos de fuga del mundo, la línea del horizonte, y la curvatura del espacio. En el espacio no hay aire, no hay viento, no hay nada; solo polvo cósmico escapando de una explosión de hace trillones de eones, como la huída de mi cuerpo cubierto de costra sintética. En mi absoluto destierro, contemplo a lo lejos flotar mi molde en posición fetal, entre cúmulos de metamateria incandescente. No lo mece el aire, porque allí no existe, solo aquí, en el osario...

sábado, 29 de septiembre de 2007

Quiero y no quiero

Nunca hablo de ello directamente, pero mi mundo gira en torno a él, como órbitas de un exoplaneta alrededor de una estrella o un derivado singular. No quiero uno que sea sustituto de otro, al final todo sería una obra de sombras chinescas, donde las sombras serían tú y tú también. Tampoco quiero uno para mostrar y agradar, todo quedaría en la carcasa de algún producto perecedero fruto del capital moderno. Ni siquiera quiero uno para no encontrarme solo, prefiero la densa soledad a una lamprea siamesa, que haga que solo quede de mi, cuencas vacías. No quiero nada que no quiera, solo quiero volver a sonreir en los atardeceres del mundo, a saltar de una cama sin que tenga que pedir ayuda a alguna deidad arquetípica, quiero la confidencia de una mirada dilatada y el susurro de una voz que pulverize el temor del transcurrir. Pido poco, lástima ser un metazoo de mierda viviendo en el caldo de cultivo de un cúmulo de materia en el último rincón del cosmos, un cosmos anudado en si mismo,... que extraña se me hace últimamente la realidad.

jueves, 27 de septiembre de 2007

Veinte tras veinte

Veinte sonidos y la luz emerge en la estancia. Cinco veces a la semana, a la misma hora en el mismo momento, despejadas las dudas dimensionales solo faltan siete. Un día menos por la mañana, un día más al caer la noche. Noche húmeda, en la soledad de los arboles eyaculadores y de las mujeres de faldas vacías. Mañana será igual, veinte sonidos me despertarán con la boca amarga y mis pantalones entre las nalgas, la luz se hará sin tener que pedirle permiso a un ente superior, y la comida se deslizará por mi esófago. Al llegar, ya no habrá soledad, no habrán faldas ni vacíos, solo olor a mañana, igual que la de ayer, igual que la de anteayer, igual que la de hace veinte años. Y sonarán veinte veces los sonidos irascibles hasta hacerme caer de la cama, con los ojos grises, con el cráneo vacío, como vacío el transcurso del día, como vacía esta mi mirada de piedra granítica. Cuento los días como si de lineas verticales en una pared se tratasen, sin darme cuenta del retrato informe que se va construyendo en la lentitud del tiempo...

La muñeca de sal - Ïndalo.

miércoles, 26 de septiembre de 2007

El año de la urraca

Dicen los antiguos que el año que viene será el "año de la urraca". Nadie sabe el porqué, pero así esta escrito y así ha de ser. Doy por sentado que estaré vivo para observar la multitud de cambios que acaecerán, pero los acontecimientos nunca hay que darlos por hecho. Comentan los antiguos que en el año de la urraca ya no estaré solo, cierto, estaré conmigo. Creí conocerme, pero ahora me doy cuenta de que soy una especie de vaho producto del aliento de un borracho, se expande para cubrir de niebla la claridad de la realidad, para rápidamente retraerse en la nada. Creí reconocerme en los espejos, pero en el año de la urraca ya no sabré a quién pertenecerá ese rostro demacrado e inmensamente gris. En ese año veré acacias emerger del fondo del mar, contemplaré miradas ciclópeas, escribiré en ceros y unos y volveré a encontrarme solo. Los antiguos también se equivocan. Es inherente a mi especie...

domingo, 23 de septiembre de 2007

Los 300

Avanzaban imponentes y seguros por los laberínticos y húmedos pasillos del complejo presidencial. Impertérritos, con pasos firmes y rápidos, pasaban cerca de los funcionarios de Hélike, sin tan siquiera mirarlos cuando chocaban y derribaban a alguno. Las miradas más vítreas de la historia solo estaban fijas en la última puerta y en el último escalón.

- ¿Quién coño son esos capullos?
- El E-8, y haz el favor de bajar la voz...

Llegaron al centro físico de la gran mole de acero y cables. El centro tridimensional de aquello, donde a falta de ventanas, miles de monitores hacían de faros del mundo, solo se podía acceder por entramados secretos y claves ultrasofisticadas. Ningún ataque desde el exterior del edificio afectaría a aquella estancia tan majestuosa, nada podía penetrar ahí, sin que Numan diera su permiso. Era el centro de los sueños de Numan, donde el tiempo cesó, y el esperma y óvulos dejaron de ser aleatorios.

- Les he convocado, porque les necesito en una misión que únicamente ustedes podrán cuminar con el éxito que yo así deseo - les sentenció desde detrás de su mesa infinita, empapado del humo de sus cigarros de liar.
- ¿De qué se trata, señor? - preguntó secamente y con marcialidad Alexis Salas, coronel del E-8.
- Es bien sencillo, - respondió inmutable, Numan - el centro de oficinas de los Pisos Azules, en el distrito comercial del centro, ha sido tomado por un grupo de escoria estudiantil, chantajean al gobierno y a nuestro Presidente, con hacerse volar junto con alrededor de trescientos civiles, si no cesan las hostilidades contra el mal llamado "Partido de las Juventudes Libertarias". Escoria. Ustedes entraran, eliminarán a esos sujetos, liberarán a los rehenes y aquí no ha pasado nada. ¿Entendido?
- Todo claro señor, como siempre - respondió neutro Alexis.
- Vayan al sector de logística e información para recoger equipo y todo lo que necesiten para culminar la misión, ya.
- ¿Podré usar el nuevo Blackfalcon con misiles tácticos termonucleares? - el sargento Andrei nunca podía permanecer callado, ni dejar de sonreir.
- Todo lo que requieran. - dijo secamente Numan.

Tras estas palabras palabras, todo el E-8 volvió sobre sus pasos con la misma intensidad marcial que antes, mentalizándose de un nuevo objetivo que lograr, un nuevo incentivo en sus eternas vidas.

- Esto no me gusta - susurró Alexis a la teniente Laura Conte.
- ¿Porqué? - le contestó sin apenas girarse.
- Han dado libertad de elección a Andrei...

Your dreams - Trisomie 21

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Cuando...

Cuando todo el mundo se reducía a un enrejado amarillo, no tenía que sopesar mis actos con la intensidad que ahora acuden a mi, como buitres a la carroña. Cuando todo se reducía a elegir que tocaba esa tarde colocar entre las dos rebanadas de pan blanco, no tenía porque hacer de Atlas y soportar todo un globo terráqueo. Las mañanas se hacen largas, las tardes infinitas y las noches... las noches tienen la duración de un mes de Agosto de hace 20 años, quizás porque me evada, quizás porque no sea yo. Cuando creía que era eterno y un día, delante de aquella lavadora, me revelaron mi mísera mortalidad, y la de los otros. Ahora solo me toca vivir como parten unos, como se quedan otros, y como a veces, puedo incidir en el mundo natural de este universo. Espero que no sean demasiadas, comienzo a estar cansado. Lo siento.

Yo y mis índigas

lunes, 17 de septiembre de 2007

¿Vuelta atrás?

Tengo miedo de volver, de volver a convertirme en el ser extraño que una vez fui. Temo volver a consumirme en los efluvios de la noche, en las resacas nasales, en las heces de un ente arquetípico. No quiero volver a sentir la impotencia de estar dentro del cuerpo de un mercenario de Aquitania, ni tampoco el terror de escuchar vibraciones que me ahoguen en noches desiertas, como si la humanidad hubiera sido aniquilada en un horizonte de sucesos, no deseo volver a caminar por calles fantasmas, respirando el vaho del invierno mientras me pregunto que es el tiempo y la existencia. No quiero convertirme en un E-8, ni tampoco que al despertar, con la boca pastosa y el olor a destrucción, comprobar de nuevo que no recuerdo si estuve en un campo pulsante o en el infierno de mi podredumbre, siendo esto último lo más probable. Y repetiré dos millones trescientas cincuenta y cuatro mil veces que “no quiero”…

…no quiero abandonar la realidad…

otra vez…

Syntec - Eternity

Inflexiones reflexivas

¿Y ahora qué? Se preguntaba mientras el bardo acudía a su llamada, mientras el límite entre lo sólido y lo líquido respiraba en los atardeceres del verano. Ya no quedaba apenas nadie recorriendo las calles, plazas y callejones que año tras año había contemplado abarrotado de gente. ¿Y ahora qué? se repetía una y otra vez mientras el regusto amargo de su café empapaba cada epitelio de su garganta, y los rayos de un sol muerto le calentaban la frente, haciéndole recordar que aún estaba vivo. No pensaba en aquella pregunta más que para contestarla solo a medias, en cortos periodos de tiempo, le abrumaba lo extenso del futuro y su incertidumbre asociada. Por ello, encendió su reproductor musical, aquél que navego entre continentes bajo el vientre de un Ser Inquietante, y se dejó llevar por la suave melodía.

Se sintió bien por un momento, solo, en aquel callejón, con su café frio, su dificultad para respirar y el oleaje lejano. Hasta que de nuevo tuvo que contestar a su pregunta repetitiva. Y fue ahí cuando se sintió aún más solo, miserable y traidor. Tuvo la suerte de que el bardo regresó finalizada sus tareas, también las masturbaciones de la noche, frente a sus sombras, le hicieron olvidar levemente su ser por un breve periodo de tiempo. Solo hasta el día siguiente...

Trespassers Williams - Lie in the sound

sábado, 15 de septiembre de 2007

Bajo la corteza de Hélike

Bajo la corteza dicen que no hay nada, también decían que no había nada más allá del Atlántico, allá en el siglo XIV de una época olvidada. Ahora ya no existe el Atlántico. Bajo los suelos de la cúpula más grande construída por el hombre, se erigen sus cimientos, los que nunca se ven pero sustentan la vasta megalópolis. Me crié entre bidones oxidados de protoactinio radiactivo, entre chasis humeantes de vehículos a motor y entre los despojos de la protohumanidad. No pertenezco al mundo simétrico, pero no por ello me excluyo de las leyes naturales, y por tanto, odio que me excluyan otros solo por que tengan un eje de simetría mejor.

Rodeado de hombres casi humanos y contenedeores de metal en perpetua consunción por el fuego, he crecido hasta la madurez. Y sí, formaré parte de los ejercitos de los hijos de la mutagénesis para clamar lo que es nuestro. Vox populis nos guía con la certeza de que el hombre evoluciona a formas perfectas, y para ello, hay que sufrir los duros ensayos de la naturaleza.


Sisters of Mercy - This corrosion

Cuando Frank parta


- Ayúdame Marburg...
- No puedo pequeño...

- Ayúdame...
- ¿Qué quieres que haga?

- Recordarme...


Y Neil soltó el cuerpo agonizante, preparado para desgarrar otra vida.

- ¡Neil! ¿Qué coño haces? Eres un puto monstruo - le gritó Alexis sin apartar su arma de su antiguo compañero.
- ¿Monstruo? Alexis, ¿cuanto tiempo hace que no te miras a un espejo? - le respondió sin poder controlar su ansiedad de sangre.

Curiosos

Radar...

Tráfico de hombres