Gracias por devolverme a los niveles de asco y patetismo de los que nunca debí haber salido. Llevo comiendome "mierdas" tanto tiempo que ya mis besos saben a heces, que mi aliento evoca al culo del mundo. Sueño con desaparecer de una vez por siempre, y como no, de los sueños de los otros. He llegado a tal punto en mis infiernos, que esta vez, si salgo de ellos, creo que pocas cosas quedan que me destrocen. Ahora soy víctima y verdugo, y me siento más vacío que el inifinito cosmos, sólo como un pulsar implotando durante eones de tiempo, sin ser advertido y lejos de faldas vacías, ojos de supernova y palabras vacuas.
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