domingo, 28 de octubre de 2007

Paseos en soledad

Se colocaron sus gabardinas de color sepia y comenzaron a caminar por los entresijos del edificio presidencial en busca de una salida lo más discreta posible.

- Le insisto en que no es una buena idea abandonar el edificio tal como están las cosas. - le dijo Exequias sin mirar directamente a Numan, con tono frío y contundente.

- Coronel, me consta que es un perfeccionista en su trabajo, no hace falta que me lo vaya demostrando a cada minuto. - contestó el general incómodo, mientras abrochaba torpemente su abrigo - Si este mundo esta creado en función de mis sueños y recuerdos, ¿cómo lo voy a disfrutar si no siento sus calles y sus gentes, si no paseo por sus ambientes? No creo que lo llegue a comprender, coronel.


Y en silencio prosiguieron por el árido edificio, falto de adornos y símbolos humanamente cálidos, una masa de hormigón laberíntica, llena de funcionarios en estado catatónico, grises como el ambiente que se respiraba en aquel templo de control político, social y humano. Al final de un pasillo levemente iluminado por unos pocos tubos fluorescentes parpadeantes, estaba una de las puertas secretas que daba a una de las calles de Hélike. Numan sonrió.

Paseaban en medio del gentío y la noche de una de las calles comerciales más importantes del barrio sur. Numan entró en un estado de melancolía tal, que apenas podía reaccionar a todos los cúmulos de información que chocaban brutalmente antes sus ojos, sus oídos y su olfato. Era su pasado que había vuelto, y no podía reaccionar frente al nudo de raíces secas de su garganta ni al poso de sal y agua que intentaban saltar la presa de sus ojos y deslizarse por el cauce envejecido de sus mejillas.

- ¿Crees que no me doy cuenta de que todo esto es una distopía? - le susurro a Exequias mientras pasaban por una carnicería.
- Sabe que soy fiel al estado y a la sociedad que lo mantiene, no existe una mejor forma de que se hayan desenvuelto las cosas hasta el día de hoy.
- Leal hasta el final querido Exequias.
- Más bien comprometido con el estado que me ha ayudado a ser lo que soy. Es gratitud responsable.- Exequias ni siquiera miraba a Numan en sus contestaciones, solo vigilaba cada rostro que se aproximaba, como si buscase a alguien que le resultara familiar. - ¿Porqué me comenta todo esto, señor?
- Fácil coronel, por que estoy solo desde hace mucho tiempo, así de simple.- Numan suspiró profundamente mientras buscaba en los bolsillos de su gabardina el tabaco- Una soledad como la que queda en la habitación tras eyacular y despedir a la prostituta tras haber cobrado.
- Señor, deberíamos acudir rápidamente al edificio del Ministerio de Información y Seguridad del Estado a escondernos, es el más próximo.- interrumpió Exequias el monólogo de Numan secamente.
- ¿Por?
- Me informan de que acaba de haber un atentado con coche bomba de esos fanáticos religiosos a tres manzanas de aquí.
- Esta bien, todo lo bueno acaba...

Numan cogió todo el aire que pudo para poder sentir por unos breves segundos, el pasado en su mente. Luego, se dejó llevar por los pasos de su mano derecha, su confesor granítico.

La arcada y la rabia

El camino es el mismo. No importa los años que transcurren sobre tu piel, ni tan siquiera en la nueva situación en la que te encuentres, las lineas que demarcan el camino seguirán constantes. Ya de pequeña elegí la destrucción, odiaba esos impulsos agresores y mi incotinencia en manifestar mediante el desprecio y la rabia que las cosas más sencillas no salieran como esperaba. Mi fustración proyectada entre los que me defendían por la empatía que a mi me faltaba, y contra mi propio ser con autocastigos que crecían en intensidad con los años. Como bolas de barro contra la cara este del muro de Berlín.

Tras cientos de años, la constante sigue aferrada a su naturaleza. Mis visitas a depositar jugos gástricos no han mermado en frecuencia, mi ansiedad sigue anclada en aquello que contiene mi esencia, y desconocer aquello que soy, aumenta aún más ese círculo vicioso que me impulsa a envenenarme entre arcadas.

Sé que tras de mi, todos los días cuando me arrodillo ante el váter, éste no es mi único confesor. Sé que estás detrás de la puerta, muriéndote por no saber que hacer conmigo, ni con tus incertidumbres. Y entre gota y gota de ácido clorhídrico me destruyo aún más, sabiendo del daño que te hago, de la impotencia por no poder morir y por el asco de ser como soy.


Laura y las arcadas de la miseria.

viernes, 26 de octubre de 2007

La metástasis de tu esencia

Todo era perfecto, y cuando algo funciona con un mecanismo tan elaborado y complejo para que el sistema siga su curso con una precisión tan loable, es que algo gordo sucederá. Y sucedió. Noche de Febrero, frío del ártico y palabras del purgatorio.

- Es un cancer terminal, Radic. Ha metastatizado al cerebro. Me muero, cariño.

Quise acabar con el mundo, apagarlo como si de un televisor se tratase, y que solo perdurara el sonido de la señal desvaneciéndose. Como tópico quise despertar, por ello abracé la pared con mi cráneo varias veces. Todo seguía igual, incluso sus palabras en mi memoria.

Se fue en una noche de Febrero, con el frío del ártico y abandonándome en el purgatorio. Dejándo sobre mi cama su muñeco de mirada inquietante y unas bragas sucias. Antes de aquello, ya hacía días que ya había muerto, su esencia también había sido metastatizada, borrando su personalidad y convirtiéndola en una carcasa irreconocible. Ya no me decía cariño. Ya no notaba sus pies calientes bajo las sábanas. Ya no era ella ni yo, yo.

Quise acabar con todo aquello dos meses después de enviarla a descomponerse entre larvas. Utilicé para ello una automática sobre mi sien izquierda. Y eso, fue el principio de mi pesadilla...

Los "porqués" de Radic. Ladytron - Evil

miércoles, 24 de octubre de 2007

Las psicofonías de Albert

¿Nunca habeis sentido asco por vuestras vidas en algún momento? Seguro que sí, si no, no tendriais el placer de pertenecer al género sapiens. Ese asco que enturbia vuestras ganas de hacer nada, que os absorbe las fuerzas de domar la rutina, un asco que os golpea el cráneo con su insistencia en que lo dejeis todo a medias y salgais por una puerta, o ventana en su defecto, y desaparecer de una puta vez, de todo. Lo bueno es que como vino, suele desaparecer. Ahora bien, imaginaros que se anclara de por vida en vuestra cabeza, en vuestras ideas y en vuestros sueños, y para colmo, vivierais eternamente con él, porque por arte de magia, burlasteis a la muerte. Un coñazo de existencia.

Y así me pasé divagando mientras Albert insuflaba en Oscar, Frank y por supuesto en mi, su infumable discurso de sus psicofonías. Era un pobre hombre que nos contrató con el simple objetivo de que encontráramos a su hermano gemelo, presa de una secta de legionarios de Fé o algo por el estilo. Albert pensaba que estaba muerto, sus psicofonías lo probaban sin género de duda, para él. Una y otra vez el play daba paso a ruidos de fondo y suciedad magnética, hasta que una voz gutural aparecía de la nada.

- ¿Lo escuchais? Es él. - repetía ensismismado.
- Permítame que le contradiga, - le contesté harto de toda esta mierda - pero yo solo le escucho a usted, aquí y ahora y por supuesto, en esa cinta. ¿No se da cuenta de que lleva años grabándose a si mismo cuando esta fuera de si, en las noches de angustia y en la más pura y jodida soledad?

Lloró. No por pena, si no por comprobar que otros también eran conscientes de su avergonzante verdad. Esas verdades incómodas y secretas que todos mantenemos al margen de nuestra vida cotidiana y plagada de asco.

Salimos taciturnos de esa casa silenciosa. Oscar se dedicó esa tarde a pintar al óleo, Frank a fumar algo de crack en un parque y yo me dispuse a follar con la puta de los pies perfectos, la que esconde una verdad bajo los puentes de Ipsópolis.

Ladytron - Destroy everything you touch

miércoles, 17 de octubre de 2007

Nexus 7.5

En Nexus 7.5 no hay emociones. Tierra árida de geometrias lisas y formas perfectas, Nexus 7.5 es la última colonia humana. Asteroide sin órbita y de viaje ancestral, sirve de "Tierra" para los hombres que hace un tiempo tan extenso, que cuesta discernirlo ya de las brumas del recuerdo, huyeron del fin de una civilización. Sin guerras, sin tumultos, sin nada, en Nexus 7.5 no hay nada aparte de la razón y la ciencia.

La evolución eliminó de cuajo la amígdala cerebral, centro de las antaño emociones que movían pueblos, seres y mundos. Ahora su vacío lo ocupa la linearidad y el empirismo, lo lógico y pragmático. En Nexus 7.5 ya no viven humanos, son otros los que miran con ojos sin vida, son ojos muertos los que ahora observan el trayecto errante del asteroide, son los rostros del otro lado del espejo. No soy quien para opinar de las tramas de la naturaleza, del camino seguido por el Homo sapiens en este sitio del cosmos. No soy quien para determinar que el sacrificio de todo lo horrible de la esencia del hombre, esas emociones que lo llevaron a autodestruirse durante siglos, haya sido para mejor. No se puede opinar sobre algo tan carente de emoción como es la evolución natural del universo.

domingo, 14 de octubre de 2007

El mesías descarnado

Y de eso hace tan solo unos meses, y a mi parecer, creo que transcurrieron lustros. Fue la primera vez que cientos de miles de hijos de la mutagénesis entraban en contacto con el mundo de la superficie. Un martes por la tarde del undécimo més de un año clónico, las calcáreas manos y los cráneos deformes de los hombres córneos ahondaron la tierra, por entre raices y lombrices, hasta llegar a los puntos claves del plan maestro. Un plan, que por cierto surgió de mi vieja mente, tan perfecto que me atemorizó en un principio. Puntos claves en forma de estaciones de metro, el metro de Hélike, estaciones cercanas a entornos estratégicos para el principio del fin, el comienzo de la guerra en la cúpula.

Y ahí estuve yo, con unos cuantos cientos de miles de aquellas evoluciones aleatorias de hombres, espolsándonos de tierra negra nuestros harapos y ropas antiguas. En el tunel de la estación de Carrús Norte, en pleno Ipsópolis. Vi como los ojos de aquellos irreconocibles
Homo sapiens, se tornaban vidriosos, por fin se reunían con su hogar, su origen y su biotopo. Estupefactos, los usuarios del metro observaban como miles de no-hombres surgían del centro de la Tierra, a un plano aún no muy lejano del primero, hombres que solo eran bocas o dotados de varios brazos, asímetricos o deformes, con proyecciones cartilaginosas, un abanico de posibilidades que hacía entrever hasta donde podía llegar las formas de la carne si un dios esquizoide tomara las riendas de la segregación cromosómica. Era un cuadro de criaturas de Bacon, que comenzaban a colonizar lo que clamaban en silencio desde hacía siglos.

Y yo les pregunté a los que nos miraban presos del horror y el asco ¿no os da vergüenza haber estado durante eones viajando entre railes sobre las cabezas de vuestros hermanos, que ni tan siquiera ahora os dignais a darles la bienvenida?

Ya daba igual, era la hora. (suspiro)


Alexis Salas y el asco de ser hombre.

The clencher - Trisomie XXI

viernes, 12 de octubre de 2007

Tormentas ácidas

La cadencia del limpiaparabrisas era perfecta. El sonido de la goma friccionando el agua del cristal era capaz de hipnotizar a seres sin conciencia. Trataba de girar por una calle con la esperanza de toparme con algún otro coche o viandante, pero nada. Solo calles mojadas, y de vez en cuando, el cielo y el espacio se volvían morado. Era capaz de imaginar que solo yo quedaba tras un holocausto nuclear, y que la lluvia ácida era, además de mis vasos sanguíneos, lo único que se movía en la Tierra.

Cuando llegué a mi destino, el escenario era el mismo. Pantanos en miniatura, luces sin sombras y el silbido de un viento polar. Caminé hasta desaparecer en la bruma de aquel día, que espero, no se recuerde nunca.

jueves, 4 de octubre de 2007

Miriada de miradas

Cuatro reinas no pudieron sublevarse en la noche de las miradas. Cuatro ases confirmaron la supremacía de la que mejor sostenía su mirada, de la que mejor controlaba su expiración. Se llevó todo mi dinero, y el de los otros dos también. Eramos cuatro soñadores dispuestos en círculo sobre la mesa del fin del mundo en la cocina de los límites del cosmos. La ganadora se incorporó y se dirigió hacia la nevera, de nada sirvió que mi compañero de fraguas intentara impedírselo. Con forma de nevera subyacía la puerta Einsten-Rossen hacia las pesadillas de la humanidad, vórtice camuflado en la trivialidad de la cotidianeidad. Nada más abrir unos centímetros la puerta de aquel refrigerador, ella se esfumó desintegrada, víctima de los ojos, ojos que aniquilaron la mitad del cráneo de mi compañero creándole una asimetría tal que fue incompatible con su vida.

Allí estaba, en aquella cocina llena de podredumbre, la criatura de la miriada de miradas. Me escondí bajo la mesa, el cuarto huyó hacia una estrella de neutrones. Sudaba, me axfisiaba, notaba la presencia de aquel ente infrahumano e informe, sé que en segundos, asomará sus infinitas miradas bajo la mesa y ya no existiré. Dejaré de ser lo que he sido hasta ahora, como si hubiera creido alguna vez aprehender mi propia existencia. Dejé de existir...

Diorama - e minor

lunes, 1 de octubre de 2007

Incertidumbre

Con un esfuerzo puedo llegar a recordarlo como si estuviera allí, a veces me tengo que ayudar de algún alcaloide, pero puedo lograrlo.

- Radic ¿no vienes? - me preguntaba entre risas mientras sus pies chapoteaban en el agua.
- Claro, ahora mismo, ojos de supernova - recuerdo que le encantaba ese apodo y fuí tras ella.
- Radic estás loco - carcajeaba mientras la alcanzaba y acabábamos en el suelo de aquella playa desierta, en la noche de lágrimas de fuego.
- ¿Nadarías todo un oceáno de incertidumbre para poder encontrarme?
- ¿Solo uno? - le contesté ágilmente mientras rozaba sus labios con los mios.
- Que tonto, jajajajaja - y callamos para siempre.

De ella no supe nada más, desapareció de repente, dejando sobre mi cama su muñeco de mirada inquietante, y desde aquel dia nado y nado entre millones de oceános de incertidumbre, intentando extrapolar en Laura la mujer que no és. No me queda ya nada, solo mi opresión en el pecho, mi mirada muerta y la hierba que fumo todas las noches... mientras me dejo llevar por las olas de la incertidumbre...

Radic Vojnovic y el desengaño de la memoria (Depeche mode - Freestate).

Ojos abisales

Algo bueno tenía que suceder, no todo podía ser una cadena de montaje en serie de desgracias tras desgracias. Sobrevivieron, y eso es lo que cuenta. Tras la lluvia aniquiladora de llamas, gas y trozos de carne, los mios, mis hombres, aparecieron entre la nube de polvo. Pudieron a ostias con Caronte. Y ahí estaban de nuevo, exhaustos, sucios y llenos de heridas sangrantes, arengando a los suyos en los suspiros finales de esta eterna guerra. Recuerdo que una vez uno de ellos me preguntó, en una tarde de Febrero nuclear, si acaso era la marioneta de unos muertos, le contesté que era una marioneta libre, como todas las demás...

Al volver mi cabeza atrás, vi la figura derrotada de todo aquello, pálida, de sonrisa tetánica y ojos abisales, ahí estaba. Ajenos a los gritos de alegría y estupefacción de los mios, nos miramos fijamente aquella aparición que existía desde el principio de los tiempos, y yo. De repente ya estaba susurrando en mi oído sin perder su sonrisa sardónica.

- Volveré...
- Lo sé - le contesté sin dudar.

Y desapareció... temporalmente.

Shakespeares sisters - Stay

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