sábado, 5 de julio de 2008

A veces me das miedo

- ¡Y como me vuelvas a contestar te inflo a palos! ¿Me has oído?

La escena de una madre presa de la ira frente a un hijo de ojos vidriosos era contemplada desde destrás del cristal de una cafetería. Oscar los observaba por entre los burdos dibujos de una paella, un pulpo y unas letras desgastadas que eran lo único que proporcionaba alegría a ese tugurio.

- ¿Donde estuviste estos días? - preguntó Oscar mientras seguía observando como la mano de esa mujer azotaba sin compasión el trasero del pequeño.

"Excavaciones científicas detectan gritos humanos desgarradores provinientes de las profundidades de la corteza terrestre" rezaba el titular del periódico que un Alexis impasible sujetaba entre sus manos.

- Por ahí, convirtiendome en un puto mesías - le contestó sin apartar los ojos de uno de los pocos periódicos clandestinos que se podían encontar en Ipsópolis.

- ¿Qué...?

- Mira Oscar, si te lo cuento no te lo vas a creer - Alexis doblaba con cuidado el diario. - Así que seré directo.

- Adelante, Marburg.

- Tengo encadenado en casa a un mutante de los submundos al cual he convertido en un muerto viviente por hijo de puta, he bajado al submundo desde donde lo enviaron, el líder de aquello, un puto viejo a punto de palmarla, me ha convencido para que libere Hélike de un presidente demagogo y tirano. Le he dicho que me lo pensaría.

- Tenías razón, me cuesta creerte y si me lo permites, creo que esos cubatas tan cargados que te haces a todas horas te están afectando - Oscar lo observaba con una mirada dura, mezcla de incredulidad y pena.

- Lo peor de todo esto - continuo Alexis sin prestar atención a la contestación recibida, observando la calle tras el cristal, - es que es la repetición de todo una y otra vez.

- No entiendo.

- Después de cientos de años, te das cuenta de que el hombre siempre actua por unos mismos patrones, quizás aderezados con algún adorno que hacen que parezcan distintos a ojos de los demás, pero siempre son iguales. Se repiten una y otra vez con rostros y sexos distintos pero ya están determinados, como todo en este puto mundo.

- Marburg...

- Quizás luche por algo que ni merezca la pena. Tendría que dirigir una empresa colosal, solo para que ese niño de nariz sangrante no odie a su madre en un futuro, ya que ella siempre estuvo sometida a un sistema alienante dirigido por un gobierno carente de sentido - Alexis señalaba con desgana a las dos figuras que aún permanecían al otro lado - Y al final él la seguirá odiando.

- Mira Marburg, antes me imponías respeto pero ultimamente... me das miedo - y Oscar separó levemente su cuerpo de la mesa.

- Eso me decían cuando estaba vivo - y tomó el último sorbo de su vaso.

The Cure - The last day of summer

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