jueves, 8 de mayo de 2008

El hombre del saco

Se podría decir que sólo era carne, obesa y mórbida. Pero entre sus pliegues grasos y quistes sebáceos existía un ser pensante, simple cacofonía del ideario cartesiano. "Ya no lo volveré a hacer más" era la frase más repetida durante sus cientos de años condenado a la tortura de sopesar una personalidad aberrante en un mundo hipócritamente aberrante.

Por donde él pasaba, un triciclo quedaba vacío y por donde él suspiraba, un columpio se mecía en la soledad de la infancia. Su frase queda vacua ante sus hazañas de los bajos fondos, tan bajos que la moral humana puso freno y muros de Berlín, ahí donde se asomaba la repugnante líbido de un monstruo.

"Soy un buen hombre, joder, un buen hombre..." era su segunda frase más repetida cuando sus bajos deseos, pertenecientes a aquel monstruo que se apoderaba de él de vez en cuando, terminaban por complacerse.

Hoy es sábado por la mañana. "Soy un buen hombre, joder, un buen hombre..." suena por enésima vez en aquel sótano, acompañado de la televisión que emite una reposición de Santiago Auserón cántándole a una bola transparente, tan transparente como los recuerdos de la infancia...

La rutina de Gein Bonjörsson

Echo & The Bunnymen - Ocean Rain

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