Era un perfecto kantiano. La obligación de realizar lo correcto en todo momento, calibrando sus actos hasta el límite de la perfección. Kimera, el último héroe de Hélike, que tomando la letra K como símbolo y en alusión a los perdidos personajes kafkianos que al igual que él, pululaban mundos complejos y absurdos.
Hoy se topó con la muerte. Era el día en que su vida debía de acabar para nunca más salvaguardar la de los débiles.
- Me alimentaba de insectos y ratas. La comida del estado no ha podido alienarme como a los demás- le dijo a su verdugo.
- Fuiste listo, - le respondió mientras ajustaba sus gafas oscuras - siento lo que voy a hacerte.
- No te creo Bautista.
- Sabes demasiado de mi.
Y después de las palabras vinieron los golpes. Puñetazo tras puñetazo, Kimera iba desfigurando el rostro de su adversario. Sobre el cuerpo de El Bautista, Kimera se veía inmerso en una fiesta brutal de golpes, nadie hubiera dudado de quien sería la victoria en un principio.
- Algún día te cansarás Kimera, no eres eterno, solo un héroe.
Y es cuando los huesos del rostro de El Bautista comenzaron a asomar tímidamente bajo su carne pútrida, cuando Kimera desfalleció. El Bautista se incorporó impasible, le repitió de nuevo que lo sentía pero que su deber estaba más allá de lo correcto. Su carne aún se pudrió más, sus arterias se tornaron más azules y Kimera solo pudo decir entre respiraciónes entrecortadas: "¿Qué eres?"
- Soy la muerte, la soledad y la podredumbre (mordisco). Soy el vacío de los hombres, la desesperación y la desidia de la eternidad (desgarro). Fui un hombre, luego un Magistrado y ahora un mercenario (mordisco). Soy Jostein Jhonsen (mordisco). Como si tener un nombre me identificara con los hombres... (desgarro)
Y Kimera dejó de existir.
Hoy se topó con la muerte. Era el día en que su vida debía de acabar para nunca más salvaguardar la de los débiles.
- Me alimentaba de insectos y ratas. La comida del estado no ha podido alienarme como a los demás- le dijo a su verdugo.
- Fuiste listo, - le respondió mientras ajustaba sus gafas oscuras - siento lo que voy a hacerte.
- No te creo Bautista.
- Sabes demasiado de mi.
Y después de las palabras vinieron los golpes. Puñetazo tras puñetazo, Kimera iba desfigurando el rostro de su adversario. Sobre el cuerpo de El Bautista, Kimera se veía inmerso en una fiesta brutal de golpes, nadie hubiera dudado de quien sería la victoria en un principio.
- Algún día te cansarás Kimera, no eres eterno, solo un héroe.
Y es cuando los huesos del rostro de El Bautista comenzaron a asomar tímidamente bajo su carne pútrida, cuando Kimera desfalleció. El Bautista se incorporó impasible, le repitió de nuevo que lo sentía pero que su deber estaba más allá de lo correcto. Su carne aún se pudrió más, sus arterias se tornaron más azules y Kimera solo pudo decir entre respiraciónes entrecortadas: "¿Qué eres?"
- Soy la muerte, la soledad y la podredumbre (mordisco). Soy el vacío de los hombres, la desesperación y la desidia de la eternidad (desgarro). Fui un hombre, luego un Magistrado y ahora un mercenario (mordisco). Soy Jostein Jhonsen (mordisco). Como si tener un nombre me identificara con los hombres... (desgarro)
Y Kimera dejó de existir.
The birthday massacre - goodnight