Todo comenzó con una patada brutal a la puerta. Tras el sonido seco del desplome, los sonidos guturales de los hambrientos de carne. "Los muertos caminan conmigo" susurro un Alexis, desnudo, destruído, desalmado. Sierra mecánica en su mano derecha, desprendiendo un penetrante olor a gasoil y un sonido ensordecedor, fusil de asalto en su mano izquierda, lanzando balas desgarradoras de tejidos. Los muertos que lo acompañaban, como súbditos de un dios de la muerte, se desplegaron como insectos voraces, mordiendo y eviscerando a todo aquel ser vivo que tropezase con ellos. Era el asalto al edificio presidencial.
"Ya no queda nadie del E8" " Te equivocas, aún quedo yo, y mientras eso sea así, hay trabajo por hacer". Y así comenzó la conversión de cientos de miles de hijos de la mutagénesis a hijos de la muerte en vida. Uno por uno sucumbieron por propia voluntad y sacrificio a los bocados de la boca pestilente del Coronel Salas. Cientos de miles de culpas más para una ya carcomida mente como la de Alexis. Comezaba el asalto al edificio presidencial.
Exequias eliminaba como podía a las hordas de muertos vivientes que se abalanzaban contra él como hienas hambirentas. Sus armas cuánticas trabajaban como nunca desintegrando cuerpos pútridos y mentes vacías. No daba a basto con tamaña cantidad ingente de cuerpos convulsos, hasta que su mano derecha quedó apresada por una que le era familiar, la izquierda también. Alexis le miró a los ojos y pronunció su nombre, Exequias hizo lo propio. Se pudrieron aún más en la rabia de los no vivos y forzaron sus brazos de muerte. Nada. Hasta que Alexis en un arranque de ira, colocó las manos de su eterno enemigo sobre su propio rostro. Eliminó a Exequias con sus propias armas y a esto le precedió un grito animal de descanso, Alexis por fin acababa con una pesadilla, una de tantas.
El asco pudo con el odio.
"Ya no queda nadie del E8" " Te equivocas, aún quedo yo, y mientras eso sea así, hay trabajo por hacer". Y así comenzó la conversión de cientos de miles de hijos de la mutagénesis a hijos de la muerte en vida. Uno por uno sucumbieron por propia voluntad y sacrificio a los bocados de la boca pestilente del Coronel Salas. Cientos de miles de culpas más para una ya carcomida mente como la de Alexis. Comezaba el asalto al edificio presidencial.
Exequias eliminaba como podía a las hordas de muertos vivientes que se abalanzaban contra él como hienas hambirentas. Sus armas cuánticas trabajaban como nunca desintegrando cuerpos pútridos y mentes vacías. No daba a basto con tamaña cantidad ingente de cuerpos convulsos, hasta que su mano derecha quedó apresada por una que le era familiar, la izquierda también. Alexis le miró a los ojos y pronunció su nombre, Exequias hizo lo propio. Se pudrieron aún más en la rabia de los no vivos y forzaron sus brazos de muerte. Nada. Hasta que Alexis en un arranque de ira, colocó las manos de su eterno enemigo sobre su propio rostro. Eliminó a Exequias con sus propias armas y a esto le precedió un grito animal de descanso, Alexis por fin acababa con una pesadilla, una de tantas.
El asco pudo con el odio.
Lacuna coil - Heaven´s a lie
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