Garganta seca y manos temblorosas. Empujé como pude esa puerta sin forma, en busca de un trago. Escapando de esa lluvia oscura me adentré en aquel tugurio que tardaría en olvidar. Plagado de enanas negras, danzaban inexpresivas sin atender a mi presencia. Lugar degenerado de agujeros negros y dudosa moral. Nadie me atendió porque allí ya había desaparecido el último protón conocido. Y es que las nauseas me arrastraron a los baños, donde se daba el último pulso a la entropía.
Ahora lo recuerdo todo, fragmentándose y desintegrándose, yo también era presa de ella. Porque todo tiende a ella y yo me encontraba rozando los máximos niveles. Porque ni el tiempo ni tú es lo ultimo en perderse aquí, todo lo que fui y fuiste se pierde por el váter de la degeneración.
Tira de la cadena y préstate al último bocado entrópico de este tugurio en expansión infinita.
Sonríe a los momentos.
Son pocos.
Y valiosos.
Ya los he olvidado...
No hay comentarios:
Publicar un comentario