domingo, 5 de julio de 2009

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"¿Crees que soy una buena opción?" me susurró al oído tras el orgasmo. Al abrir los ojos no había nadie, solo yo y los estertores de mis jadeos. Miré al techo mientras limpiaba mi sexo con un trozo de papel higiénico. Era la hora de la siesta de un mes de Julio infernal y el ventilador funcionaba a medio gas. Cerré los ojos, acomodé mis calzoncillos a mi cuerpo y derramé una lágrima. Una lágrima de impotencia e injusticia frente al tiempo y a los acontecimientos.

Dos días después me vería inmerso en la teoría de los multiversos, sin tener respuesta aún a aquella pregunta que tanto me atormentaba.

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