- Ya los has reunido a todos Marburg, sabía que lo conseguirías - le animaba un exultante Óscar.
- Cierto... - respondió un apático Alexis, pegado a su eterno cubata caliente.
- No pareces muy contento, aunque cierto es que nunca te he visto en ese estado.
- Me doy cuenta de cosas, Óscar.
- ¿Qué cosas?
- De que nada ha cambiado. He conseguido manipular de nuevo a mis siete hombres para algo en lo que nunca creerán, voy a llevar a millones de seres humanos a una guerra de la que nunca sobrevivirán y hasta te he engañado a ti, haciéndote creer que soy un buen hombre. Óscar, llegué a creer con todas mis fuerzas que durante estos siglos de exilio en Ipsópolis me había humanizado, pero ahora me doy cuenta de que estoy más cerca de lo inerte...
Era la madrugada de las almas. La última en la que Hélike dormiría en paz.
Sigur ros - hljomalind