martes, 29 de octubre de 2019

El principio 4

Lo tuve todo. TO-DO. Aunque sé, que no me lo merecía. Me acostaba temblando, horrorizado de que supieran quién era verdaderamente. El impostor. Me levantaba furioso, atemorizado de que comprobaran la falsedad de mi presencia. Bipolaridad. La vida castiga, sin piedad, y lo perdí todo. TO-DO. Lo dejé ir, no lo merecía. Ni siquiera la vida, JAJAJAJAJAjaja. Me dejé ir, a lo grande. Cerré los ojos, sonreí y suavemente aparté las manos del cuadro de mandos. Las voces de la torre de control se fueron degradando en colores y creí oler colores de fuego. Yo era fuego y el miedo se esfumó.

Luego me trajeron de vuelta, pero eso es otra historia.

Nunca fui más feliz que haciéndome añicos.

A.G.

miércoles, 23 de octubre de 2019

Huídas

Las personas, no hay ente en este planeta que me aterre más que ellas. No entiendo sus intenciones, me abruman sus emociones, incomprensibles en sus actos. Huir es un parche a corto plazo que alivia la presión que ahoga. Vale más la quietud de un lago boreal que la presencia de cientos de seres humanos sudorosos cerca de mi.
Y me escondo en mi interior buscando un lago, sin percatarme a menudo, de que soy persona,...y me ahogo.

domingo, 13 de octubre de 2019

Los vientos del tiempo

Soliamos jugar tras el inmenso amasijo de concreto y hierro. Erecto e imponente, se alzaba estoico recordando que todo perece. Mientras el balón  golpeaba los muros que representaban el brutalismo arquitectónico, en el mismo punto cardinal pero con una diferencia temporal, eran las miles de teclas las que golpeaban vetustas máquinas de escribir. Ya es mañana, en el ayer, y tras los marcos sin ventanas, cientos de rigidos rostros persiguen un objetivo común,  sin percibir los gritos de alegres niños celebrando tu primer gol. Toneladas de cemento viejo en silencio, observando pasar las sombras de cada atardecer,  en los confines de un mundo que no existe. Que ya no nos pertenece.

viernes, 11 de octubre de 2019

El principio 3

No pude pararlo. El choque de trenes fue inminente y esa tarde que te dejė marchar, supe que estarias a salvo. Fuera de las vías,  aquellas que llevaban directamente al abismo de excesos y violencia. Apagué  toda mi vida digital ¿Cómo? Era el scanner de los servidores ajenos, el sniper que todo lo veía, incluso de tu muerte si hubieras sido pasajera de este convoy de terror. Deglutí decenas de esas píldoras  brillantes y me fundí en el sueño más dulde de Gaia. Fui cero y uno al mismo tiempo, cuántico. No supe pararlo.


Luego me trajeron de vuelta, pero eso esa otra historia. 

Nunca fui mas feliz que en ese sueño del que nunca debí  despertar.


B.W.

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