martes, 24 de septiembre de 2019

El principio 2

Todo era vapor de agua en mi memoria, hasta que la condesación provocó un "DANA" en mi interior. Rabía y rabía que no pude contener, que era incapaz de detener. Lengua de barro que me llevo a encañonarme esa noche tras entrenar. Palpitaban mis sienes, pero también mis congestionados músculos. Iba a ser el último entrenamiento, el último orgasmo. No lo pensé mucho, y tras el estallido, un zumbido. Sonreí. Me fui olvidando de todo, cayendo en el último sueño.
 
Luego me trajeron de vuelta, pero eso esa otra historia. 

Nunca fui mas feliz que en esa noche perdida en el tiempo.
 
N. R.

domingo, 22 de septiembre de 2019

El principio

Era una tarde de principios de mayo. Calor y ecos de graznidos en el patio interior. Mis manos vacías, como mi alma, reposaban sobre mis huesudas rodillas. Tomé aire, caliente y me asomé a la ventana. Observé el vacío y lo reconocí. Era esa tarde, la última  conmigo. El suelo se aceleró hacia mis ojos, no los cerré. Un dolor agudo dio paso a un sentimiento de paz. Todo cobraba sentido.

Luego me trajeron de vuelta, pero eso es otra historia. 

Nunca fui mas feliz que en esa tarde calurosa y húmeda de mayo.

A.S.

martes, 17 de septiembre de 2019

Nunca escaparás

Oscuridad, que atractiva eres.
Seductora.
El pulular nocturno
entona como una sirena.
Nubes, viento, centelleos,
la lluvia en el coche 
como sustancias evasoras
juegan su papel.
 Polvos sin tormentas
de amor.
Miradas seductoras
sin compansión.
Al oído.
Las letras de mi nombre,
irreconocibles.
No importa,
pululas atractivo
y vacío.

viernes, 13 de septiembre de 2019

Huellas de pisadas

La noche habia sido movida, muy movida. El disparo en su rostro rompió  su poca simetría  facial y dos de sus molares cayeron repentinamente al suelo de cemento, rebotando contra él hasta que unos pies femeninos frenaron su viaje. Escupió  sangre coagulada, respiró hondo y se incorporó. 
- ¿Necesita ayuda? - la voz de la joven no reflejaba sorpresa alguna, como si esa escena se hubiera repetido una y otra vez en cada noche de su vida.
-  No - respondió  secamente Marburg mientras se sacudía  el polvo de su viejo traje.
Bajo los puentes de Hélike, las dos figuras se contemplaban a escasos metros. Él encendió  un cigarro y su mirada se dirigió a aquellos pies perfectos. La mitad derecha de su cara colgaba de manera grotesca, pero el dolor hacía  tiempo que era un desconocido.
- ¿Es usted alguna clase de encantador perturbado? - Le preguntó mientras descalzaba delicadamente el pie izquierdo de su sandalia blanca.
- No sé  a que te refieres, nena - fue de nuevo cortante, subiendo paulatinamente su mirada hasta encontrarse con unos ojos terribemente oscuros, el resumen del cosmos.
- Le vengo observando desde hace meses - su pie jugueteba con su pantorilla derecha. - Siempre manteniendo las distancias, siempre observando mis pies.
- Mira nena, no me toques los cojones - Alexis comenzó  a elevar su tono - He tenido una noche de mierda y solo falta que una furcia me venga ahora a joderme.
- ¿ Eso es lo que quiere? ¿Que le jodan bien jodido? - y la otra sandalia salió  despedida en dirección a Marburg.
- Por menos he arrancado alguna cabeza.
- Usted no me asusta - le dijo mientras se acercaba a él de forma sinuosa- He vivido lo peor que un ser humano podria soportar, ni por mas años que usted pudiera tener, habrá sentido el dolor que he tenido que aguantar. Ni se lo imagina.
Su rostro se quedó  a escasos centímetros del de Alexis.  Y comenzó  a lamer sus heridas.

Todo acabaría  en tripas y sangre.

miércoles, 11 de septiembre de 2019

Cierra al salir

Sus miradas se cruzaron, y fueron más humanas que cuando estaban vivos. Andrei le sonrió, y Gein asintió. Sin más, vieron el futuro cercano y Andrei comprendió lo que iba a suceder.
- Brilla gordo, brilla como las cefeidas – le espetó a Gein mientras de nuevo se giraba para controlar la oscilación del viejo helicóptero. Pulsó el botón de seguridad de la puerta lateral, donde Gein venía asomándose hacía un rato, y a continuación subió el volumen de la música que le apasionaba. El Roots de Sepultura.
Gein contempló bajo sus pies la magnificencia del Die Parlament, y supo que era lo último que iba a ver en su no-vida. Por fin haría algo bueno tras tantas centurias de violaciones y asesinatos,… por fin. Saltó para volver a ser entropía.
El destello cegó durante unos segundos al Teniente Gorlukovitch pero sin afectar a la estabilidad del aparato. Sus ojos se humedecieron.
No estaba loco.

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