Maquina perfecta de melancolía,
Sin vida en el presente y júbilo en el ayer.
Perviertes el estado de los demás
como un spin roto en el vacío atómico.
Y ni el opio emborrona las sinápsis
las que te dieron forma ayer
en el laberinto de las veredas sinuosas
imágenes que prometí recordar en el último hálito.
Porque lo que ha de ser será
aunque queme y lacere
aunque te haga morir lentamente.
Esperaré sentado en el Cáucaso
al fin del mundo.
Tiemblo y llueve en mis escleróticas
porque estoy muerto de miedo.
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