lunes, 18 de mayo de 2009

Letanía nocturna

Sabía que las horas nocturnas comenzaban a aparecer debido a los ruidos incesantes de coches que me susurraban desde la ventana. Hoy quería morir, pero al acudir al baño a vomitar recordé que estaba muerta.

Es desesperante.

No quise mirarme al espejo y de nuevo comprobar que ese rostro viejo y de hija de puta seguía ahí, imposible de borrar porque estaba tatuado en mi cerebro. Estuve todo el día tumbada en la cama dándole vueltas a una idea, así que decidí salir un par de horas a cazar. A cazar hombres, probar sus sexos y elegir al mejor para devorarlo.

Te observé al pasar por el salón cuando me disponía a irme, estabas entre sombras, acurrucado en aquel sofá que proyectaba cúmulos de esponja amarilla por todos lados. Llorabas entre dos cojines para que ni tu mismo pudieras comprobar lo frágil que eras. Todo por mi culpa, que asco me daba.

Pasé de largo empujada por la vergüenza y por el ahogo de la impotencia. Ni siquiera te dejé una caricia a la que agarrarte en tu abismo, en tu propio infierno de letargo monótono. aunque fuera lo que mas deseara en este mundo, incluso más que mi hambre zombi. Cerré la puerta con sigilo para no interrumpir aquel acto sacro de expiación.

Y me fundí con la masa nocturna.

Lights out Asia - Six points of fire

No hay comentarios:

Curiosos

Radar...

Tráfico de hombres