martes, 26 de mayo de 2009

Ya era tarde para despedirse II

Gracias por venir. Estoy tan contenta de que tú seas lo último que vean mis adormecidos ojos. Tranquilo, ya no me duele, no te alteres. Es desagradable, lo sé, pero ya no siento nada en el pecho. El dolor se ha esfumado como los malos recuerdos que pulularon mi vida.

Estoy tan contenta de verte por última vez, señor Marburg. Apareces ante mi como la luz de una tarde de verano, como el agua tibia de una bañera en invierno, me recuerdas tanto a los graznidos estivales.

¡Oh! y tus ojos, Noviembre pasó para dar rienda suelta a olas de Omaha. Nunca te vi así, nunca has permitido que te vieran de esa forma... Eso me hace sentir tan, tan, tan especial en estos últimos femtosegundos...

Apenas escucho lo que me dices. El sonido se diluye contigo. No me importa, me pierdo en tus olas y ya todo huele a salitre...

jueves, 21 de mayo de 2009

Progresión



He visto en sus ojos

El paso de la vida a lo inerte

De lo animado a la muerte

Sólo, en sus ojos…




Lo que nadie más pudo ver. "La chica de los puentes de Hélike".

lunes, 18 de mayo de 2009

Letanía nocturna

Sabía que las horas nocturnas comenzaban a aparecer debido a los ruidos incesantes de coches que me susurraban desde la ventana. Hoy quería morir, pero al acudir al baño a vomitar recordé que estaba muerta.

Es desesperante.

No quise mirarme al espejo y de nuevo comprobar que ese rostro viejo y de hija de puta seguía ahí, imposible de borrar porque estaba tatuado en mi cerebro. Estuve todo el día tumbada en la cama dándole vueltas a una idea, así que decidí salir un par de horas a cazar. A cazar hombres, probar sus sexos y elegir al mejor para devorarlo.

Te observé al pasar por el salón cuando me disponía a irme, estabas entre sombras, acurrucado en aquel sofá que proyectaba cúmulos de esponja amarilla por todos lados. Llorabas entre dos cojines para que ni tu mismo pudieras comprobar lo frágil que eras. Todo por mi culpa, que asco me daba.

Pasé de largo empujada por la vergüenza y por el ahogo de la impotencia. Ni siquiera te dejé una caricia a la que agarrarte en tu abismo, en tu propio infierno de letargo monótono. aunque fuera lo que mas deseara en este mundo, incluso más que mi hambre zombi. Cerré la puerta con sigilo para no interrumpir aquel acto sacro de expiación.

Y me fundí con la masa nocturna.

Lights out Asia - Six points of fire

martes, 5 de mayo de 2009

Las cadenas de la especie

La falta de la extremidad superior derecha, hacía que Jostein perdiera toda su firmeza, incluso a la hora de coger la taza de té. En breve tendríamos que solucionarlo con carne humana.

Nunca se le hubiera pasado por la cabeza a Oscar, que en el cuarto donde dejaba viajar su mente y sus trazos, se reunirían los seres más grotescos que hubiera parido madre. El olor a trementina inundaba el ambiente y acompañaba a las palabras, haciéndolas más indigestas. Sabía que no íbamos a convencer a Requiem con nuestros argumentos, hacía siglos que había tomado una decisión y nosotros no éramos nadie para cambiarla. Sólo queríamos su arma cuántica.

- Podríais habérmelo dicho antes y nos hubiéramos ahorrado toda aquella masacre en Ática - dijo con su tono frio ofreciéndo su arma a Brian. Algunos de sus gestos me recordaban vagamente a Exequias.

- No sabíamos cual era tu posición - le contesté. - Ni siquiera sospechábamos que habías dejado al E1. - Se me daba bien mentir.

- Ya, claro.

- Entonces... -comencé a tantearlo por última vez- ¿no hay nada que podamos hacer para que te unas a esta causa? - mi pregunta fue adornada por el ruido de la taza de Jostein al caer al suelo.

Requiem se incorporó del sofá, espolsó su gabardina de cuero negra y sopló hacía arriba para apartar algunos cabellos que ocultaban sus ojos.

- No me interesa nada de lo que me ofreceis, nada. Sois iguales que el E1, no os diferenciais en absoluto de ellos. Estoy harto de todos vosotros y de vuestra naturaleza...

- No puedes renegar lo que eres - le dije duramente.

- Tú, no puedes renegar lo que eres - me dijo a pocos centímetros de mi rostro, algo que me incomodaba sobremanera - Nunca has dejado de ser un puto Magistrado a pesar del esfuerzo para mostrar lo contrario. Me das pena, eres igual que Exequias - su aliento era nauseabundo.

Nos miró a todos detenidamente, dejó caer la mirada unos segundos más sobre Óscar y luego sobre Arthur el muerto. Negó ligeramente con la cabeza y desapareció tras el marco de la puerta.

Lo último que supe de él fue el sonido de sus pesados pasos al bajar la escalera de nuestro edificio. Odiaba que tuviera razón.

viernes, 1 de mayo de 2009

El olor del fin

¿Qué extraña criatura asoma en el espejo todas las mañanas? ¿Qué ser se refleja por donde camino? ¿De quién son estas alargadas manos que agarran sin pudor mis cosas?

No debo hablar muy fuerte, si los trillones de seres que conforman mi horrendo cuerpo supieran que me revelo de mi mismo, que terrible venganza me causarían. Imposible escapar, hasta mis pensamientos son creados por ellos. No existo como unidad en el cosmos. No soy uno.

Noto el viento del tiempo al pasar, moldeando mi rostro con el choque de las esquirlas de los momentos y erosionando mi carne con el polvo de las palabras. Todo está escrito, y sólo queda esperar a mi borde temporal, del mismo modo que la superficie de una simple mesa toca a su fin, dejando paso al vacío.

Siempre nacemos, siempre morimos, siempre caemos y siempre reimos. Pero nunca podremos volver a repetirlo. Nunca.


Psyche - The sundial

Curiosos

Radar...

Tráfico de hombres