miércoles, 2 de octubre de 2024

El pastor de los muertos

 Todo ocurrió tras la noche del Banquete. Un error, hizo que uno de los muertos escapara del redil y se aproximara a la zona de los vivos. No era momento de buscar culpables, pero lo haría. Ahí, erigido en su rictus muscular que le desproveía de humanidad, ese hijo de la mutagénesis observaba impávido y grotesco al niño plantado frente a él.

- Papá...-

Me cagué en todos los putos muertos. Me acerqué sigilosamente hacia ellos, con el objetivo de no despertar el instinto de la carne de ese recién convertido a zombi deforme. De nuevo, como soldado, actuaba mecánicamente como me habían enseñado. Comenzó a gruñir, cuando el que parecía que en su día fue su hijo, levantaba su pequeña mano blanca de sietes dedos hacia él.

Conseguí interponerme entre ese pequeño y la criatura en la que se había convertido su padre, gracias quizás a alguno de mis mordiscos. Miré en la profundidad de sus ojos vacíos, y lo que sentí me abrumó. Era la primera vez que tenía la sensación de que este tipo de monstruos expresaban algo. Como si reconociera lo que sucedía en ese instante en lo más profundo de su podrido interior. Me miró y sentí su súplica. ¿Cómo iba un padre, diseñado evolutivamente para proteger, hacer daño a su hijo aún estando en el fondo de los infiernos? Se encontraba luchando sin cuartel contra el monstruo que se abría paso en sus pústulas sangrantes. Me rompí por dentro al saber que siempre habían restos de humanidad en todos nosotros, seamos quién seamos.

Cogí de la mano al muerto viviente y me lo llevé lejos de allí. Y así es como me comenzaron a llamar durante toda la Batalla de Hélike: el "Pastor de los muertos". 

Un pastor, que estaba más muerto que su propio rebaño.

A.S.


sábado, 31 de agosto de 2024

Tres besos

 Fue ese día donde más miedo tuve en mi vida. Metástasis en hueso. Al escuchar en cámara lenta esas palabras del doctor, solo pude que mirarte a los ojos sin poder reprimir el rictus del fin. Ella me devolvió la mirada sintiéndolo más que yo. Se iba a ir pronto y me iba a dejar solo, acompañado de recuerdos que se irían desvaneciendo.

 A ello le siguieron las noches de nauseas y vómitos. Cuando quedabas rendida presa del agotamiento que te proporcionaban tus propias células, aquellas que decidieron sabotearte, miraba tus secuelas: pelo ralo, huesos prominentes, y esas cuencas que afloraban para quedarse. Te abandonaba por unos instantes para acudir al balcón a evadirme entre marihuana y las luces titilantes de Dubrovnik en la oscuridad. Volvía a tu lado hecho fragmentos.

 En una fría noche de noviembre, tuviste que marcharte. Me dijiste "cuídate mucho mi Radic" y el "te quiero" más sincero. Como siempre, me contuve para que no me vieras llorar. Toda una vida conteniéndome. Te di como siempre, aquellos dos besos en los labios y el tercero, en tu naricita. En la última exhalación te bañé de lágrimas, pero tú ya no estabas para notarlo y tu radiación de fondo se mitigaba.

 Días después lo decidí todo. No soy un hombre de Fé, pero en mi cabeza no cabía la idea de no tenerte a mi lado cada noche notando tus pies calientes, tu aliento entrecortado, tú. No bajé los brazos y puse distancia entre lo que llamamos existencia y lo que hubiera más allá, donde estoy seguro, que estabas tú.

Te quiero.

R.V

Moby - God moving over the face of the waters

domingo, 25 de agosto de 2024

Cuatro pasos por delante

 Tardé en darme cuenta lo que significaron esos cuatro pasos por delante. De blanco y plata con pequeñas sombras, comenzaste a andar en aquellas calles de olor a penetrante orín, bajo una humedad insólita, dejando esa distancia plena de significado. Un paso para acomodarte, otro para alejarte, el tercero para comenzar a curarte y el último, para olvidarte. Yo intenté acelerar el paso en vano pero ya nunca te alcanzaría, como la luz de los últimos quásares. Ni siquiera te volviste. Sabía lo que iba a pasar aunque tratara de negarlo. Apreté los dientes y tragué saliva, pero no grité. Ya eras bruma, a cuatro pasos por delante.

 Farewell forever bb.

viernes, 26 de julio de 2024

El lecho que queda

Todos los ríos fluyen por tu piel. Ríos salados que confluyen en ningún mar. Ríos que desaparecen secados por el tiempo. Salitre que se borrará con tu olvido. Y el lecho que, pudiera ser testigo de nuestra historia, quedará sepultado por el sedimento de otras manos, borrándolo para siempre.

sábado, 13 de julio de 2024

Un julio cualquiera

Intenté curarme la herida como tantas veces lo había hecho.

Era una tarde julio apellidada canícula. El sonido intermitente del ventilador oxidado era lo único que parecía vivo en aquella estancia. Postrado en mi sofá ante aquel altavoz barato que repetía una y otra vez la misma canción, miraba catatónico hacia la ventana, pero sin ver realmente nada. El sol se ponía en un cielo falto de cúmulos de vapor de agua.

Había fallado, y esta vez la herida no la iba a poder contener como en el pasado. La hemorragia era tan abundante que apenas podía llegar a gesticular. Como dolía. 

Ese dolor tan reconocible, pero que esta vez me ahogaba tanto, que preferí el impacto del cemento crudo nueve pisos más abajo.

Y de repente, todo se volvió noviembre.

A.S.

The Crow - Hurts

sábado, 8 de junio de 2024

Esa canción...

Llevaba casi un año sin respirar este aire cargado. Casi media vida sin volver a ese lugar familiar. Postrada en tu sillón rústico, con las mismas facciones pero que poco a poco se iban difuminando por la progresión del fin, me miraste como siempre lo hiciste, con verdadero gozo. 

Y como el trueno del fin del mundo, todo llegó: el sofá negro de sky, la estancia principal de oscuros muebles representando un tiempo que ya no volverá y yo, sin ser todavía yo, cantando frente a dragones y mazmorras, disfrutando de un ciclo fútil que se dará siempre en el futuro. Sin yo saberlo.

Nos despedimos, sabiendo que era la última vez que nos veríamos. A tus palabras de gratitud, tan solo pude decirte un "lo sé" y un "Chao". Nunca fui bueno con la expresión oral, pero sí con las miradas. Atravesé el marco de la puerta para siempre y sé que tú solo viste, con gozo, a ese niño del pasado salir del salón mientras cantaba.

Otra despedida más...

(Tía C.)

 After Dark - Mr Kitty

jueves, 29 de junio de 2023

Un estado mental

  Ipsópolis, pisar por primera vez sus calles puede convertirse en una de las experiencias más extraordinarias de tu nimia vida, o quizás, en algo para olvidar. Entre el vaho de sus obscuros callejones, plagados de deslizantes vómitos y fétidos orines fruto de la diversión más desbocada, se encuentran las entrañas de la perversión y la lujuria. La no noción de la realidad en su máxima expresión. 

  Entrar en Ipsópolis es saber que es un camino sin retorno. Aquí, donde conviven la violencia, las sustancias evasoras, los efluvios adictivos que se abren paso por entre miles de piernas y las notas oscuras de canciones prohibidas que de vez en cuando, son interrumpidas por miriadas de pasos de oca marciales; recordando al estado. No serás capaz de escapar a sus miradas ciegas y sonrisas sardónicas. La noche eterna entre bloques soviéticos con luces de neón, donde nunca se duerme y donde dicen, que habitan seres mitológicos...

   Despertarás, quizás en una  Jrushchovka, embadurnado con tu propia mierda siendo el ente más feliz de la historia. 

   Porque Ipsópolis, es un estado mental.

Irresistible Force - Jane´s Addiction

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