Parece que ha llegado mi momento y no me atrevo a ponerme en ello. Es el puto día en que mi decisión importará algo. Se hace difícil, que por mis manos pase esta gran responsabilidad, viendo que el espejo solo proyecta un rostro anodino y viejo. Quise siempre permanecer en el extremo de la barra, al refugio de las risas brillantes y de la carcajada forzada. Pero soy un impostor al que le han impuesto un proyecto que le desbordará. Deseo con todas mis fuerzas volver a impactar mi cráneo con el terrazo caliente, fue mi sitio seguro, desbordando mi masa encefálica entre líneas de fuego. Siempre he sido el impostor, la sombra que se proyecta lenta y lasciva a la lumbre de lámparas de aceite.
Esquinas.
Sombras.
Silencios.
Y el Reverb de la última nota.
Dejáis todo en manos de un impostor, cuidaos mucho.
A.S.
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