Parecía un animal fuera de si. Chocaba una y otra vez su cráneo contra la graníticas cuatro paredes que lo engullían. Gritaba de tal forma, que pareciera una bestia mitólogica, una criatura ajena a la Tierra, una pretérita monstruosidad sedienta de sangre. Su piel se podría y de su cabeza bullían chorros de sangre oscura. Llevaba así horas.
- No cejará en su empeño hasta que no sea consciente de su situación - musitó aquel Magistrado que no apartaba su dura mirada del monitor-. Pueden pasar décadas, camarada funcionario.
-¿Décadas? - le pregunté inocente.
- Cuando decida calmarse y hablar -me contestó girando lentamente su cabeza para posteriormente hacerlo sus ojos-, tú ya no estarás en este mundo para escuchar sus palabras.
Y aún hoy en día, mientras yazgo en mi cama a punto de expirar, vienen a mi mente aquellas palabras que ahora toman sentido. Precisamente ahora, tras décadas de vigilar a aquella bestia convulsiva e histérica llamada Andrei.
Y aún hoy en día, mientras yazgo en mi cama a punto de expirar, vienen a mi mente aquellas palabras que ahora toman sentido. Precisamente ahora, tras décadas de vigilar a aquella bestia convulsiva e histérica llamada Andrei.
Covenant - Like tears in rain
No hay comentarios:
Publicar un comentario