sábado, 29 de agosto de 2020

Vulnerable

 Tras finalizar el "chute" de todas las noches, se tumbó a mi lado entornando poco a poco sus ojos y entonando esa sonrisa de los que se despedían del aquí y el ahora.

- ¡Oh! señor Marburg, ojalá el ahora nunca terminara - susurro sin dejar de sonreir.

- Imposible de aprehender... - le contesté dando las últimas caladas a mi cigarro.

Ella era luz y yo el vacío fagocitado por singularidades terribles del vasto cosmos, calor frente al frio de la muerte que nunca llega. Ella era el ahora y yo el pasado que se resiste a desaparecer. No terminaba de entender que hacía ella conmigo.

- Eres el que me hace sonreir, el que no me juzga ni siquiera con esa mirada de noviembre - me contestó como si hubiera leído mis pensamientos. Abrió levemente sus ojos para continuar.- Somos más parecidos de lo que imagina.

Me limité a observar sus facciones que se resistían a dejarse llevar por las olas del tiempo.

- Vivimos en el mundo del caos, las sombras y la violencia, y nuestros encuentros, son como volver a un reducto olvidado de nuestros recuerdos: el hogar.- Suspiró profundamente delatando el pico cinético de la heroína en su organismo.

- El hogar,... .- Me limité a repetir sin dejar de observar su paulatino desvanecimiento.

- Déjese llevar señor Marburg. Despréndase de ese lastre y sea lo que realmente es..., un hombre vulnerable.

Cayó en el sueño orgásmico de las sustancias evasoras. Yo me limité a no verter una caprichosa lágrima que luchaba por asomarse al exterior.

Intenté besarla.

miércoles, 19 de agosto de 2020

Ella vino del Este

No trajo frio, todo lo contrario, vino de la mano de algo tan cálido como es el olor a hogar. Vino con una risa inolvidable. pelo ralo y sinuosidad carnosa, trayendo el calor de los últimos vestigios que aún quedan de un pasado acogedor. Sin embargo, yo era un nómada, cazador de ideas líquidas, sin pararme a pensar que era la última parada a Breslava. 

Ella vino de más allá del telón de metal, desde donde los sueños firmaron pactos que se tradujeron en realidad gris hace tanto tiempo. Pero ella trajo la luz de sus colosales faros, alumbrando las simas y fosas meridionales, dejando atrás miedos e incertidumbres. Porque Ella vino del Este, segura de sus hazañas, caminando decidida al son de una música que paralizaba alientos pero con el tacto de unos suaves pies. Solicitó mi billete varias veces, y cansada, decidió seguir sola su viaje.

Ella vino del Este,

Y yo sigo en soledad con mis meridianos y estúpidos miedos, viendo pasar vagones llenos.  

 

Ólafur Arnalds - Only the winds

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