Tres horas tarde, tres horas que hubieran cambiado el rumbo de la historia de la humanidad por efecto mariposa. Pero llegué tarde, muy tarde, tan tarde que incluso olvidé la razón por la cual tenía que acudir. Permanezco anclado en el mismo día, a pesar de verme más viejo de lo que soy. Sé que tan solo por tres horas todo hubiera sido distinto, nada hubiera sido lo mismo, lo sé, lo sé. Todas las noches, acurrucado entre litros de sudor y urea sueño con la impotencia de no haber podido llegar antes. Intento con todas mis fuerzas recordar porque pasó y que fue lo que perdí. Es terrible pero cierto, pero más terrible si cabe,... es que empiezo a intuir que lo que perdí realmente fue... fue mi propia memoria.